Rebeca, de 45 años, la mujer asesinada presuntamente por el hombre con el que convivía desde hacía tres años estaba ilusionada con el negocio que había abierto en el número 53 de la calle San FranciscoApenas llevaba tres meses tras la barra del bar Hilargi, pero tenía proyectos para el negocio y su intención era abrir el último día del año. “Tenía ganas de abrir en Nochevieja y para ello había previsto hacer unos cambios en el local. Yo le animé a que no lo hiciera, pero quería sacar dinero”, aseguró a DEIA, Bilma, la responsable del bar Cosmopolitan, ubicado en la misma calle donde se produjeron los hechos.

Fue precisamente en este local hostelero donde el pasado 24 de diciembre coincidieron ambas mujeres. Rebeca se tomó un café antes de ir a trabajar al Hilargi, situado en la acera de enfrente. “Estaba contenta, con ganas de trabajar. Es muy difícil sacar adelante la vida y más cuando vienes de otro país. Ella tenía ilusión y había abierto el bar para poder sacar la vida adelante”, comentaba Bilma. “Le dije que esta zona es complicada, sobre todo, por las noches, cuando aumentan los problemas y la inseguridad. ¡Pero, fíjate lo que son las cosas, al final le ha matado su propia pareja!”, lamentaba la responsable del Cosmopolitan.

Rebeca tenía una hija de otra relación anterior a la que quería traer a Bilbao desde Bolivia y, por eso, según explicaban ayer sus amigas, la víctima estaba trabajando “duro” para reunir el dinero suficiente y poder pagarle el billete. Tal y como dijo una amiga, la mujer había decidido coger el bar “con la ilusión” de traer pronto a su hija porque era “imposible con una carta de invitación” que pudiera venir. “Es injusto. Tanto trabajar, tanto sufrir para acabar acuchillada a manos de tu verdugo”, espetaban entre lágrimas algunas de sus amigas.

Por su parte, vecinos de la zona de San Francisco explicaron que el detenido por el crimen machista tenía antecedentes por violencia machista a otra mujer. Residentes en el barrio y amigas de la mujer asesinada explicaron, en declaraciones a los medios, que ambos eran pareja desde hacía tres años. “No vivían en el barrio. La propia Rebeca me contó que había cogido un piso en la calle Bailén, cerquita, para no tener que andar mucho a la salida del trabajo”, contó Bilma. Varios clientes que frecuentaban el bar Hilargi describían a Rebeca como una mujer “muy alegre y cariñosa, muy profesional”.

Las mismas voces aseguraron que detrás de la barra siempre estaba ella; al presunto agresor –fontanero de profesión y también con un hijo de otra relación–, se le solía ver en el local de vez en cuando. “Él también tuvo un bar en otro sitio y lo cerró, no sé si para abrir este junto a Rebeca”, contó Josua, vecino de San Francisco, quien el mismo martes por la tarde estuvo tomando un café en el bar Hilargi y fue atendido por Rebeca.

Problemas

Al parecer y, según contaban algunas amigas de la víctima la relación con la pareja “estaba mal” y “tenía problemas”, pero nunca les trasladó que el hombre la maltratara y solo hablaba de “cosas bonitas para seguir luchando”. Sin embargo, otra de sus amigas aseguró que el arrestado tenía una orden de alejamiento con otra chica “por maltratador”, según le contó esa mujer y “sabe toda la comunidad latina del barrio”. Las amigas de Rebeca reclamaron que se haga justicia y que no haya “ni una víctima más”.