Miles de vecinos de Don Benito y de distintas localidades de la comarca acompañaron ayer a la Virgen de las Cruces en su despedida de la ciudad para regresar de nuevo a su ermita.

En torno a las ocho y media de la mañana se abrió la puerta occidental de la iglesia de Santiago, en cuyo exterior ya aguardaba muchísima gente para ver la salida de su patrona e iniciar el trayecto de siete kilómetros hasta la Ermita de las Cruces.

Si hay algo que suele caracterizar a la mañana del 12 de octubre es el fresquito ya de otoño que obliga a echar mano de al menos alguna chaqueta en esos primeros minutos del amanecer. Pero este año la temperatura animaba a desprenderse de chaquetas u otras prendas de abrigo e ir más cómodo. El día prometía calor, aunque con una especie de bruma en el cielo que ocultaba a primera hora el sol, que sí se abrió paso después con fuerza.

Con un público emotivo y entre vivas a la Virgen de las Cruces fue, como siempre, la salida de la patrona a hombros de sus costaleras. Al lado del escenario dio el primer relevo un grupo de hombres, que se encargaron de llevar el paso hasta la rotonda de la Avenida del Valle.

Allí nuevamente tomaron las andas las féminas hasta alternarse todo el trayecto entre vivas y cánticos animados un año más por Carmen Díaz Morcillo, toda una devota, que a sus 82 años recorre el camino micrófono en mano. Antes de salir del casco urbano, el paso se encontró con la imagen de San Isidro, que se inclinó al cruzarse con la Virgen, asistiendo a ese encuentro el alcalde de Don Benito, José Luis Quintana.