«La zona en la que se estaban bañando es especialmente peligrosa porque ahí el canal se estrecha y desemboca en un arenero, entonces se producen fuertes corrientes que provocan turbulencias y remolinos de agua y es que no sales de ahí. Si tiras una tabla de madera, ves cómo va de lado a lado del canal, que choca contra una pared y contra otra con mucha fuerza. Esto es para regar, no para bañarse; está prohibido porque es peligroso». Así lo explica el presidente de la comunidad de regantes del canal de Orellana, Miguel Leal, tras el trágico suceso del pasado sábado. Dos adolescentes de 15 y 17 años murieron ahogados en este canal a la altura de la población de Hernán Cortés, una entidad local menor dependiente de Don Benito.

Leal dice que es habitual que tengan que llamar la atención a jóvenes que se acercan a bañarse a estos lugares, sobre todo los fines de semana. «Y ahora con el calor, que se acaban las clases y que muchas piscinas de los pueblos no van a abrir, pues es más habitual verlos por aquí», asegura. Y añade: «No ocurre solo en este canal, es en todos».

Hoy tienen una reunión y en la misma van a abordar el asunto. Entre otras medidas van a mandar un escrito a la delegación del Gobierno en Extremadura para que intensifique la vigilancia en el lugar con el fin de evitar sucesos como el del pasado sábado; y también van a remitir una carta a los alcaldes de los pueblos de la zona para que publiquen bandos que recuerden que está prohibido bañarse en el canal principalmente por la peligrosidad que ello conlleva.

Habría que recordar que cinco personas se han ahogado en canales de riego de la región desde el año 2015. Todos las muertes se han producido en los canales de Orellana y Lobón.

Consternación

La localidad de Hernán Cortés estará de luto oficial durante toda la semana para expresar su consternación por la pérdida de estos dos menores. Las banderas del consistorio ya ondean a media asta en señal de duelo y respeto por sus allegados.

Los dos jóvenes que perdieron su vida son Jorge S.V., de 17 años, y Gonzalo C.M., de 15 años. Ambos eran vecinos y pertenecientes a familias muy conocidas del pueblo, de apenas mil habitantes.

El joven de 15 años sí vivía en la localidad mientras que el de 17 pasaba unos días de descanso junto a su familia en su municipio natal.

Se da la circunstancia de que Jorge S.V. se había labrado ya una prometedora carrera como jugador de fútbol. Había pertenecido al equipo cadete de la Unión Deportiva Las Palmas. Por ello, el club canario lamentaba profundamente su fallecimiento.