«¡Qué tarde más oscura se está poniendo!». Con esta frase, muchos pequeños autónomos de Villanueva de la Serena bajaban la persiana de sus negocios el lunes una vez finalizada la jornada laboral y se iban para casa. Lo que vino a continuación fue «La Mundial». Una tormenta localizada en Villanueva, pues saliendo del casco urbano a solo unos kilómetros ni llovía.

A algunos comerciantes ya les cogió fuera de los establecimientos y otros se dieron la vuelta de nuevo a sus tiendas porque se temían lo peor. Un ejemplo fue Juan Sánchez, un dombenitense que posee en Villanueva un local dedicado a reparación de calzado y copias de llaves. Había cerrado ya su establecimiento, se marchaba para casa y se dio la vuelta.

Su negocio está en la calle San Francisco, enfrente de la esquina con la calle Conventual. Su zona ya ha sufrido inundaciones de este calibre e incluso mayores con anterioridad. Al regresar a su negocio vio el desastre y comenzó a achicar agua como podía, aunque se formó un auténtico embalse en el exterior y tapó los bajos de la puerta como pudo para que hiciera de dique de contención. «Lola entró en mi tienda sin pedirme la llave», comenta, al menos añadiendo un toque distendido a este suceso.

En las últimas horas, Juan ha tenido que emplearse a fondo para limpiar. Agarrado a la fregona y bajo una foto de su padre arreglando calzado presidiendo el local, tuvo que echar bastante lejía por la cantidad de suciedad que trajo Lola. También lamentaba que algunas rejillas y alcantarillas quizá no estuvieran lo limpias que deberían estar y ponía como ejemplo una existente a la altura de las instalaciones de la Policía Local. Horas después de atender a El Periódico Extremadura, el propio Juan subía a su perfil de Facebook fotos de alcantarillas aún llenas de maleza (plásticos, papeles, etc). «Esperemos que hoy no vuelva a llover», comentaba resignado.

Diversos establecimientos de Villanueva de la Serena evaluaban este martes los daños ocasionados por la tormenta Lola a última hora del lunes. Una tormenta muy localizada que inundó algunos locales y garajes, dando lugar a diversas actuaciones del parque comarcal de bomberos Don Benito-Villanueva.

Vista de la tormenta desde uno de los locales R. H.

Uno de los negocios más conocidos de la comarca, Calzados Gallego, hacía balance de los desperfectos. Su propietaria, Noelia Gallego, se lamentaba de lo ocurrido. A diferencia de otros locales que tuvieron acumulación de agua en el suelo, su almacén de calzado sufrió el efecto del agua en la cubierta y acabó inundándose. Era tal la cantidad de agua que se filtró la lluvia en grandes cantidades con un ‘efecto cortina’ por paredes y techo. Ahora, muchas cajas de zapatos se han echado a perder. 

Como dice el tópico, llueve sobre mojado. La calle San Francisco tiene precedentes de inundaciones similares e incluso peores. A esa zona bajan aguas de varias calles. Los más viejos del lugar dicen que incluso ahí había antiguamente una charca.

Algo parecido ocurre con el paso bajo la vía del ferrocarril, junto a la plaza del Corazón de Jesús, que se convirtió en otra piscina; también hubo problemas en la rotonda de la carretera de Campanario. Daños personales no hubo, pero sí materiales en varios negocios que ahora están pendientes de sus respectivas aseguradoras.