La Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza) ha pedido en su escrito de acusación penas de cárcel para los dos acusados por la muerte de un lince en una finca de Don Benito.

La entidad está personada como acusación particular desde el primer momento en este caso, ya que entiende que estos hechos, si finalmente se demuestran como ciertos, merecen la repulsa y el rechazo del mundo de la caza.

Según la investigación desarrollada por los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), hubo dos presuntos implicados en la muerte del lince. Se trata del autor material de los hechos, responsable del disparo, y una segunda persona que encubrió los hechos y colaboró con el primero en la ocultación del cuerpo del animal abatido. Los investigadores consideran probado que no se trató de un accidente, sino de un hecho provocado de manera consciente.

Ante estos hechos, Fedexcaza pide tres años y seis meses de prisión para el presunto responsable de la muerte del lince y dos años para el presunto encubridor. Además, se les pide una indemnización de algo más de 100.000 euros.

Fedexcaza considera que, de demostrarse, este tipo de actuaciones no tienen cabida en el mundo cinegético, especialmente teniendo en cuenta que se daña la imagen de un sector, el de los cazadores, plenamente comprometido con la recuperación y la gestión de esta especie protegida. De hecho, es en las fincas de caza donde se están obteniendo los mejores resultados en los proyectos de recuperación de linces.

Lince joven

Los hechos se remontan a marzo de 2020 cuando el sujeto abatió presuntamente con un disparo de escopeta un lince ibérico, de nombre Querubin en la finca de su propiedad, situada en la cara norte de la sierra de La Ortiga, en Don Benito. Se trataba de un lince joven que había sido introducido en la zona junto con otros ejemplares y que había desaparecido recientemente del control por cámaras de campo que habían sido instaladas dentro del programa de la Junta.

El operativo, formado por nueve agentes y un perro de rastreo, se centró en la finca que fue propiedad del acusado, donde los agentes mantuvieron una entrevista con el otro acusado, trabajador del primero. Según Ecologistas en Acción de Extremadura, éste les reconoce, con gran nerviosismo, que fue su jefe quien había abatido un lince que se había abalanzado sobre su perdigón de reclamo que estaba enjaulado y que le ordenó que lo enterrara.