La agricultura y la ganadería son el principal motor económico de decenas de localidades de comarcas como las Vegas Altas o la Serena. Familias enteras que dependen directa o indirectamente de lo que se produce en el campo. En un contexto como el actual de globalización y evolución constante, la formación de quienes trabajarán la tierra durante las próximas décadas se torna fundamental.

En ello juega un papel clave el Centro de Formación Rural de Don Benito, propiedad de la Junta de Extremadura y cuya amplia oferta formativa abarca varios ciclos de grado medio y de grado superior. En total, medio centenar de hectáreas donde los alumnos tienen la oportunidad de poder aprender cuestiones relativas a cultivos de regadío y de secano, tareas de laboreo, manejo del ganado, etc.

Desde el año pasado este centro, situado en la carretera que va dirección a Miajadas, justo a la salida de Don Benito y muy próximo a Villanueva de la Serena, es pionero en la aplicación de la modalidad dual en su ciclo de grado medio de Producción agropecuaria. Esto es, los alumnos alternan al mismo tiempo los contenidos teóricos con la formación en empresas. «Debemos adaptarnos a los nuevos tiempos», recalca Natalia Blanco, directora del centro. La de este año será la primera promoción de una quincena de alumnos que completen la titulación con esta modalidad educativa. Así, después de recibir la formación teórica durante varias semanas al mes, pasan a su aplicación práctica en diferentes empresas, todas ellas relacionadas con el sector agroganadero. «Es una modalidad educativa muy enriquecedora», resalta Blanco, quien remarca también que la formación dual supone «una simbiosis perfecta». Todo en un contexto laboral en el que el sector agropecuario necesita mano de obra cualificada. «Es raro el día que no nos llama alguna empresa ofertando empleo», apunta la directora del centro.

Varios alumnos realizan mediciones en una manga de manejo. S. S.

Esfuerzo y trabajo

Lucía Briones y Emilio Camacho, de 20 y 18 años respectivamente, son dos ejemplos de jóvenes a los que les apasiona el campo y que buscan labrarse un futuro a base de esfuerzo y trabajo. Lucía, por ejemplo, es natural de Los Santos de Maimona y su familia se dedica a la producción cárnica de ganado vacuno. El día de mañana le gustaría poder acceder a la carrera de veterinaria y colaborar en su casa. «Gracias a esta formación dual estoy aprendiendo cosas que tenía en mi finca familiar y no lo sabía. Ahora puedo entenderlo y puedo extrapolar los conocimientos que estoy adquiriendo», señala al respecto.

Otro claro ejemplo es Emilio Camacho, un joven dombenitense ligado desde bien pequeño al sector agrícola. Su familia regenta una conocida empresa en la localidad, a la que espera aportar en un futuro todos los conocimientos que está adquiriendo. En su caso ha hecho las prácticas en varias empresas y su experiencia es «estupenda», reconoce. Tanto que espera dar el salto al grado superior el año que viene y continuar así con su proceso formativo. Todo ello en este centro que sigue formando al futuro del campo extremeño.

Un grupo de alumnos comprueban el estado de un cultivo. S. S.