La Crónica de Badajoz

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Fusión Don Benito y Villanueva de la Serena

Los nombres de la discordia

El rechazo generalizado a las dos propuestas entre los vecinos de Don Benito y Villanueva obliga a buscar nuevas alternativas. Gallardo y Quintana quieren mantener el consenso y fortaleza del proceso

Gallardo y Quintana, instantes previos a dar a conocer las dos propuestas. SAMUEL SÁNCHEZ

Si algo ha logrado el proceso de fusión entre Don Benito y Villanueva de la Serena ha sido el consenso. Poner de acuerdo a ambas localidades no ha sido tarea fácil, pero ha sido posible. El consenso logrado con un apoyo firme, rotundo y mayoritario con más de 11.000 votos a favor de la fusión en la consulta popular celebrada el pasado mes de febrero, pero también el rechazo unánime de vecinos de una y otra localidad a las dos posibles denominaciones propuestas por la comisión de expertos. A todas luces, ni Concordia del Guadiana ni Mestas del Guadiana han gustado entre la población de ambas localidades. Fuera de ellas, tampoco. 

Todo ello en una semana en la que el principal tema de conversación entre propios y extraños de ambas localidades ha sido el mismo: los topónimos propuestos. Desde el pasado lunes, día en el que se anunció la comparecencia conjunta de ambos alcaldes para anunciar los dos posibles, la expectación ha sido máxima en las dos localidades. Sin embargo, ya el martes, poco minutos después del anuncio por parte del presidente de la comisión, Julio Carmona, corrió rápido el rechazo hacia ambas propuestas

«Son dos nombres rompedores», decía Gallardo tras darlos a conocer. «El trabajo de la comisión ha sido honesto, discreto y transparente», apostillaba Quintana. Sin embargo, apenas unas horas después tuvieron que tomar cartas en el asunto ante el aluvión de críticas y rechazo generalizado entre la población ante los dos topónimos. Los alcaldes optaron por tomar una decisión valiente y decidida en pro del consenso logrado con el proceso de fusión: dar marcha atrás y buscar una nueva denominación. Así lo anunciaron el pasado jueves tras dialogar con los portavoces de los grupos municipales de ambas corporaciones y con la propia comisión, a quienes agradecieron su labor durante estos más de dos meses en  los que han trabajado para intentar satisfacer las demandas  de ambos ediles para la denominación de la nueva ciudad.

Mantener el consenso 

El objetivo de retroceder y desechar las dos propuestas es mantener vivo el espíritu intrínseco del propio proceso de fusión que no es otro que el consenso. Ese que Gallardo y Quintana lograron desde el primer momento en el que anunciaron el inicio del proceso al contar con los apoyos de los demás grupos de la oposición a nivel local, regional y nacional. Un proyecto novedoso y valiente que no quieren echar por tierra ambos ediles. Por ello, tanto Quintana como Gallardo, que se comprometieron a mantener una reunión «muy pronto» con la junta de portavoces para determinar el nuevo modo de proceder al respecto, esperan mantener la línea que hasta ahora ha traído la fusión entre Don Benito y Villanueva. Tras escuchar a la ciudadanía en el asunto del nombre, ahora abren un periodo de reflexión para determinar los próximos pasos a dar habida cuenta de la trascendencia de la decisión sobre el nombre para los propios vecinos de una y otra localidad. 

Pero la semana también ha estado marcada por las protestas. Tanto el martes como ayer sábado la plataforma Siempre Don Benito, grupo contrario a la fusión, protagonizó sendas protestas en contra del proceso y de la nueva denominación. El propio martes, incluso, medio centenar de personas afines a este grupo increparon verbalmente a ambos ediles, que tuvieron que ser escoltados ante la violencia verbal mostrada por algunos de los allí presentes. Ayer sábado, en la plaza de España, un centenar de personas se concentró para seguir protestando al grito de «no a la fusión». 

La ciudad como imagen de marca

La labor de crear un nombre para una nueva ciudad no está precisamente extendida actualmenre. Sin embargo, no son pocas las voces próximas a los consistorios dombenitense y villanovense que creen que la comisión de expertos encargada de la elaboración de las dos propuestas para la denominación de la nueva ciudad ha estado carente de determinados perfiles profesionales. 

En ella han habido catedráticos, historiadores, filólogos o docentes, entre otros perfiles. Sin embargo, algunos echan en falta la visión de profesionales expertos, por ejemplo, en marketing. El motivo no es otro que el de determinar un nombre que esté basado en criterios históricos y geográficos, sí, pero también que sea vendible y comercial. Que llegue a la gente y que ayude a vender la ciudad más allá de la región extremeña. Eso es lo que sostiene Javier Leal, dombenitense y consultor de marca. Leal ve como un «error» plantear el nombre de una población sin tener en cuenta su potencial como marca. «Las propuestas nacen desconectadas del mundo actual», dice, y agrega que los nombres han de ser breves para tener más capacidad de ser recordados. Esto es, un nombre sonoro, que sea fácil de recordar y más comercial. «Es interesante que ambas propuestas tengan un componente emocional, pero ese es un concepto temporal que no está preparado para perdurar en el tiempo», dice sobre los términos propuestos. «El término Guadiana no es exclusivo, y en un momento en el que las marcas aportan tanto valor, deberían haber más áreas representadas en la elección», apunta. Incluso cree que dotar a la ciudad del apellido «Guadiana» puede hacer que se asocie a la localidad a municipios de menor extensión. 

En ese sentido, pone como ejemplo nombres como Ávila, Zamora o Madrid, todas ellas ciudades sin una denominación compuesta y con una marca diferenciada.  Así pues, cree que el proceso debería ser más transparente en el desarrollo de las decisiones, didáctico, explicativo y accesible a la población.

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