Además de gravísimas consecuencias sanitarias (casi 150 millones de contagios y más de 3 millones de muertos, hasta ahora), la pandemia de covid-19 está provocado efectos colaterales en el medio ambiente. Uno de ellos, el impacto de las mascarillas, los guantes y los geles hidroalcohólicos que acaban en la naturaleza.

En España, cada mes aparecen en las playas seis millones de mascarillas usadas, según la memoria anual de la Fundación Ecomar, que advierte de que estos residuos vinculados a la actual crisis sanitaria suponen un peligroso repunte de la mala costumbre del «usar y tirar».

A pesar de que esta entidad había constatado en los últimos años «una mejora» en el número de residuos de un solo uso presentes en las playas españolas y portuguesas, la pandemia del covid-19 ha vuelto a empeorar la situación al añadir las mascarillas y también los guantes desechables a «la larga lista de residuos por recoger», según afirma su presidenta, Theresa Zabell.

Para ilustrar la situación, la medallista olímpica española señala en el informe que «la mitad de los españoles usamos una mascarilla desechable al día», lo que supone «más de 600 millones de mascarillas al mes en circulación».

De esa cifra mensual, se ha calculado que «un 1% acaba finalmente en el mar», lo que supone «la friolera de 6 millones de mascarillas al mes» o, lo que es lo mismo, «72 millones de mascarillas al año».

Campaña de concienciación

Por otra parte, el Proyecto “LIBERA, unidos contra la basuraleza” (residuos generados por el ser humano y abandonados en la naturaleza), que impulsan SEO/BirdLife y Ecoembes, ha lanzado con el apoyo de la Fundación Reina Sofía un llamamiento a la ciudadanía para lograr una mayor responsabilidad en la gestión de las mascarillas.

Según el estudio ‘Observatorio de la basuraleza’, elaborado por More Than Research para LIBERA, dos de cada tres españoles (63,2 por ciento) tienen la percepción de que la población no es consciente de cómo afecta a la naturaleza el abandono de mascarillas, geles hidroalcohólicos y guantes.

De ahí que LIBERA se haya promovido la campaña #NoAbandonesTusGuantesYMascarillas, que persigue concienciar del impacto negativo que estos elementos provocan en la biodiversidad.

La utilización de mascarillas para combatir el covid-19 es una medida de protección decisiva y eficiente para proteger la salud. Pero el hecho de que sean artículos con una vida útil muy reducida y el desconocimiento de buena parte de la ciudadanía sobre cuál es el contenedor en el que se deben depositar ha convertido a estos elementos en un nuevo tipo de basuraleza.

SEO/BirdLife teme que la llegada del buen tiempo y el consiguiente incremento de las salidas a la naturaleza provoque aún más residuos, con el consiguiente daño al medio ambiente. #NoAbandonesTusGuantesYMascarillas pretende concienciar a la población de la importancia de deshacerse de estos elementos en el lugar correcto, la papelera o el contenedor de restos (el gris), para que no terminen abandonados en la naturaleza. Asimismo, se recomienda cortar siempre las gomas de las mascarillas para evitar enredos de la fauna.

Pero hay más: según el IV estudio sociológico de LIBERA sobre ‘El problema de la basura en la naturaleza’, tras la drástica disminución de gente en las calles y en la naturaleza en marzo del año pasado a causa del confinamiento general decretado por el Gobierno, se popularizó la falsa creencia de que el estado del medioambiente había mejorado.

El covid reduce la recogida de desechos en la naturaleza

De hecho, según el 93 por ciento de los españoles encuestados, el estado de la naturaleza cambió durante este periodo. Pero casi un 70 por ciento de los consultados cree que no ha cambiado la actitud y el cuidado hacia la naturaleza con la pandemia.

El covid-19, además, ha provocado un descenso del número de ciudadanos que habitualmente recogen basura en entornos naturales. Por miedo al contagio, solo un 39,1 por ciento de los encuestados recoge la basuraleza que se encuentra (ocho puntos menos que el año anterior). Por el contrario, crece cuatro puntos el número de personas que decide «hacer de policía» y recriminar la actitud de los ciudadanos incívicos que tiran residuos.

«Los datos no son buenos, es una triste realidad que las mascarillas se hayan convertido en una nueva forma de basuraleza”, asegura Miguel Muñoz, coordinador de SEO/BirdLife del Proyecto LIBERA, quien llama la atención sobre el impacto que tienen estos residuos en el medio natural. “Debemos plantearnos qué tipo de sociedad somos y cuál queremos ser. Ante un nuevo residuo que se genera, la respuesta no puede ser está, debemos cuidar y ser responsables con los residuos que generamos y proteger de manera determinante el medio que nos sustenta», añade.

Sara Güemes, coordinadora de Ecoembes del Proyecto LIBERA, considera por su lado es “importante” la responsabilidad individual con los residuos, desechándolos en sus contenedores correspondientes y evitando generar más basuraleza.

“El impacto que los guantes y las mascarillas han tenido en nuestra naturaleza está generando un agravio en nuestra biodiversidad, pero todavía estamos a tiempo de revocarlo a través de la concienciación y la participación ciudadana», destaca.

El impacto sobre las especies

El proyecto “LIBERA, unidos contra la basuraleza” nació en 2017 con el objetivo de concienciar y movilizar a la ciudadanía para mantener los espacios naturales libres de basura, sobre tres ejes de acción: conocimiento, prevención y participación.

El impacto de la basuraleza sobre la vida silvestre es enorme. Y las cifras no paran de crecer: en 1997, una exhaustiva revisión contabilizaba 247 especies afectadas. Nueve años después, un nuevo informe triplicaba el dato hasta las 800 especies, aunque para entonces ya se empezaban a conocer estimaciones por encima de las 1.400 especies marinas y acuáticas asociadas con la basuraleza.

La incidencia es especialmente grave en el caso de la fauna y la flora amenazadas: un 17 por ciento de las especies afectadas por la basuraleza forma parte de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Los estudios sobre la incidencia de los residuos entierra firme son significativamente inferiores a los realizados en el mar, aunque ya existen análisis que sugieren que el impacto de la basuraleza terrestre podría ser superior a la registrada en los océanos. De hecho, la mayor parte de los residuos que acaban en el océano provienen de tierra firme.

Según SEO/BirdLife, la solución está en manos de todos: “Cada persona cuenta. Cada acción cuenta. Un bastoncillo tirado por el inodoro en España puede terminar interactuando con un caballito de mar en una prístina isla del Pacífico.

Tampoco conviene olvidar que uno de los principales retos para atajar este problema es abordarlo a escala global y desde la cooperación internacional”, añade la ONG, que aboga por incidir en la educación ambiental y por avanzar hacia una economía circular.

“La basuraleza no es solo la escombrera ilegal o la isla de plástico del Pacífico. Es cada colilla, cada papel de aluminio para el bocata o cada envoltorio que se abandona en la naturaleza. Ese acto puede tener efectos directos, por ejemplo en la degradación o destrucción de hábitat, e indirectos, ya que la presencia dispersa de basuraleza en casi cualquier ambiente puede convertirse en una fuente de contaminación difusa, a menudo invisible, pero de consecuencias impredecibles a gran escala”, explica el responsable del área Social de SEO/BirdLife, Federico García.

Página de referencia: https://proyectolibera.org/

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