La lagartija de Ibiza, especie endémica (única en el mundo) con 22 subespecies catalogadas, constituye un tesoro biológico que ya estaba en esta isla mucho antes de que se instalaran en ellas los primeros humanos. Llegada hace más de 20.000 años a las dos islas, sus poblaciones se han mantenido sin grandes cambios durante 4.000 años de convivencia con el hombre, pero han bastado veinte años para que quede al borde de la extinción. La causa: el desembarco, sin ningún control por parte de las autoridades, de olivos ornamentales procedentes de la Península que llegan infestados de culebras, su gran depredador y ante el que están totalmente indefensas.

La población local ha iniciado una movilización sin precedentes para poner freno a esta situación. Una iniciativa conjunta entre las instituciones insulares y la sociedad civil está desplegando cientos de trampas por todo el medio rural para capturar serpientes y sacrificarlas, eliminando así a este depredador insaciable.

El objetivo es instalar casi 3.000 trampas de forma inmediata, de las cuales ya se han colocado una gran parte. Aunque la propagación de la culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) ya ha alcanzado la mitad de la isla, los expertos consideran que aún puede frenarse y reducirse su presencia, y salvar así la milenaria lagartija.

La lagartija pitiusa (que puebla Ibiza y Formentera) ha desarrollado, gracias a su aislamiento, poblaciones diferenciadas en casi todos los islotes que rodean ambas islas, que son varias decenas. Así, en algunos de esos islotes se encuentran lagartijas azuladas, en otras son de color marrón y en otros verdes, en algunos tienen una lista amarilla que recorre el cuerpo y en otros, en cambio, son negras.

“Todas estas características son el exponente de una historia evolutiva sorprendente y fascinante. Durante el bicentenario de Darwin (1809-2009), muchos naturalistas observaron que si Charles Darwin, en vez de embarcarse en el Beagle para ir a dar la vuelta al mundo y recalar en las islas Galápagos, hubiera venido a Ibiza y Formentera (islas Pitiusas), habría llegado a conclusiones similares, pero estudiando las lagartijas como ejemplo de evolución, en vez de los famosos pinzones”, afirma la experta en la materia Antònia Maria Cirer, que lleva décadas estudiando la Lacerta pityusensis..

Se extinguirán dentro de nueve años

Desde hace unos pocos meses, el problema de las serpientes en Ibiza y Formentera dispone de un estudio científico que pone datos concretos a la situación y da idea de la magnitud del problema.

La ambientóloga, estudiante de doctorado de la Universitat de Valencia y extécnica del Consell de Ibiza Elba Montes ha publicado el estudio ‘Colapso de la lagartija endémica Podarcis pityusensis en la isla de Ibiza provocado por una serpiente invasora’ en el Oxford Academic Journals.

Las conclusiones son claras: la presión que ejerce sobre la lagartija de Ibiza la serpiente de herradura ha logrado ya, de momento, «que en la mitad de la isla las lagartijas hayan desaparecido», afirmó ayer Montes a este diario.

Se trata fundamentalmente de los municipios de Sant Joan, Santa Eulària e Ibiza, los más afectados por la primera llegada de olivos infectados con culebras a un vivero de este área. «Eso no quiere decir que en esa zona no se encuentren aún algunas lagartijas, pero es que en la otra mitad de la isla también hay sitios con problemas», aclara.

De las 22 subespecies catalogadas, ya ha desaparecido una, la que habitaba en s’Illa de s’Ora, frente a es Figueral. Pero otra subespecie, la de s’Illa Grossa de Santa Eulària, también tiene los días contados. La propia autora del estudio observó serpientes en el islote, y también las hay muy cerca de s’Illa Murada, donde vive otra de las subespecies. La culebra de herradura ha demostrado ser, además, buena nadadora, lo que no deja ningún refugio posible a las legendarias lagartijas, que son una seña de identidad de Ibiza.

Viendo el ritmo de propagación, que comenzó hacia 2003, se empezó a hacer notorio en 2010 y escaló imparable hasta el momento actual, Elba Montes cree que la culebra de herradura puede terminar colonizando toda la isla antes de 2030, momento en el que la lagartija podría extinguirse. Este pequeño reptil constituye el 56% de la dieta de las culebras invasoras.

«Si se hubiera actuado antes, se podría haber parado» esta invasión, señala Montes, quien afirma que «se ha llegado tarde» en la lucha contra esta plaga. Solo en Formentera la situación parece algo más controlable. Allí, hay una población de culebra de escalera «arrinconada contra un acantilado, bastante delimitada en el espacio».

Pero en Ibiza, todos los expertos que trabajan sobre este tema coinciden en afirmar que ya solo es posible contener o reducir la población de esta especie invasora, pero ya casi es imposible erradicarla.

 

«El problema se conocía desde el primer momento, pero han pasado 18 años y estamos como estamos», lamenta Montes.

En estas condiciones, ¿son útiles las trampas que se distribuyen por toda la isla? Elba Montes opina que, si se hace de forma masiva y organizada, «sí pueden ayudar a minimizar la expansión». «Se ha visto que estas trampas funcionan bien», señala la técnica, que recuerda que el Govern ha redoblado ahora la colocación de estas trampas con los fondos de la ecotasa.

La autora del estudio considera que, tal y como está la situación, es urgente proceder a crear colonias de lagartijas en cautividad para formar un repositorio que permita afrontar su extinción en el medio natural.

Sin controles en las llegadas

Otra de las medidas que aconseja es algo tan elemental como «controlar la vía de entrada de las culebras, cosa que, sorprendentemente, aún no se ha hecho».

«El grifo de los olivos sigue abierto. Podrían aplicarse medidas sencillas para reducir drásticamente la llegada de olivos a los meses de primavera: se trataría de evitar los meses de invierno, cuando las serpientes hibernan en los huecos de los troncos, y también los de verano, pues podrían esconder puestas de sus huevos», señala la ambientóloga en otro artículo publicado en el último número de la revista Quercus.

La colocación masiva de trampas ha de seguir siendo otra de las estrategias, junto con su catalogación como Especie en Peligro. Y es que, pese a su crítica situación, sigue sin figurar con esta categoría en los listados internacionales.

En Ibiza, las culebras de herradura alcanzan récords de tamaño, peso y porcentaje de grasa respecto a sus congéneres de la Península. «Esto da idea de lo bien alimentadas que deben estar y de los pocos enemigos naturales que tienen en la isla. Todo esto confirma la grave amenaza que suponen las culebras para nuestro único vertebrado no volador. Si acaban con las lagartijas, extremo que empieza a parecer posible, ¿Cuál será su siguiente presa fácil? Recordemos que algunas aves como la pardela balear y la curruca balear están a su alcance», advierte. Podrían ser su próximo objetivo.

Informe de referencia: https://academic.oup.com/cz/advance-article/doi/10.1093/cz/zoab022/6168145

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