Puede parecer una broma, pero no lo es en absoluto. En Australia ya circula por las carreteras un coche que se mueve gracias a excrementos humanos. Las aguas fecales que salen del wc sirven para generar electricidad, algo ya sabido. Y esa energía sirve para mover vehículos eléctricos.

La empresa australiana Urban Utilities cuenta desde el 25 de mayo de 2021 con un coche eléctrico cuya electricidad se genera gracias a excrementos humanos.

Este modelo consiste concretamente en un Hyundai Kona EV, que va ‘decorado’ con una gran pegatina promocional a ambos lados que representa una caca gigante, por lo que resulta bastante fácil de identificar. No hay duda de que se trata de un buen reclamo publicitario  para dar a conocer la gran variedad de fuentes capaces de suministrar electricidad a un automóvil.

Según la portavoz de Urban Utilities, Anna Hartley, las deposiciones diarias de una persona pueden generar electricidad suficiente como para impulsar este Hyundai Kona a lo largo de unos 450m.

Sin embargo, el número de habitantes de cualquier ciudad media permite multiplicar considerablemente esta distancia hasta lograr que sea viable realizar una carga completa para circular varios centenares de kilómetros.

Lo único que cambia, en realidad, es el origen de la electricidad, que habitualmente procede de grandes centrales (las cuales usan un conglomerado de fuentes energéticas).

Hartley explicó que la energía utilizada para cargar el SUV se genera cuando el biogás obtenido mediante el tratamiento de aguas residuales se introduce en una unidad de cogeneración. Esta unidad, emplazada en la estación de tratamiento de aguas residuales de Oxley en Brisbane, cuenta con una turbina conectada a un enorme generador.

En concreto el proceso es el siguiente, según lo describe la web de la empresa: “Las aguas residuales llegan a la planta depuradora a través de la red de tuberías de alcantarillado. Primero, se filtran los sólidos, luego las aguas residuales  pasan a los biorreactores, que son como grandes estanques donde las bacterias trabajan para descomponer aproximadamente el 60 por ciento de los nutrientes. El siguiente paso son los digestores, donde se descomponen más nutrientes. Aquí es donde se produce el biogás, que se compone principalmente de gas metano. Ese metano luego pasa a las unidades de cogeneración para impulsar un motor que genera energía”.

“Aunque seguramente no se dan cuenta, más de 330.000 personas en el sur y el oeste de Brisbane están ayudando a crear combustible para nuestros coches, que se recargan con caca”, manifestó la portavoz de la empresa.

Hartley añadió que convertir los excrementos en energía también estaba ahorrando a Urban Utilities alrededor de 1,7 millones de dólares australianos al año (1,3 millones de dólares USA) en costes operativos.

“El pasado año produjimos suficiente electricidad como para abastecer al equivalente de casi 4.000 hogares. La iniciativa no solo ayuda a mantener nuestros coches en la carretera, también nos ayuda a operar nuestras dos plantas de tratamiento de aguas residuales, situadas en Oxley y Luggage Point», añadió.

“Aquellos que quisieron ver de cerca y en persona nuestra flota de coches de caca pudieron verlos en el festival de sostenibilidad Green Heart Fair en Chermside, celebrado el pasado 30 de mayo.

Este es el llamado coche ‘número 2’, puesto que el primer automóvil propulsado por caca de Australia fue lanzado también por Urban Utilities en 2017.

Si bien esta iniciativa, y su peculiar presentación (empleando abiertamente el concepto ‘coche de caca’) resulta llamativa, lo cierto es que cada vez más surgen iniciativas que permiten emplear recursos ya existentes para cargar nuestros coches eléctricos.

Algunos ejemplos son la energía mareomotriz, la enorme energía que regeneran los trenes al frenar o molinos de viento en las autovías y, también, las plantas de biogás.

Web de la empresa: https://urbanutilities.com.au/community/the-poo-car

Te puede interesar: ¿Qué es el biogás, la energía renovable más desconocida?