Las noches calurosas están siendo cada vez más frecuentes como consecuencia del calentamiento global. Ahora, una investigación científica ha cuantificado el aumento de la mortalidad que puede suponer este fenómeno en los distintos países europeos. En España, ese aumento es del 16%, pero en algunas zonas, como Madrid, se porcentaje se eleva al 26%.

El cambio climático no solo traerá consigo unas temperaturas muy altas durante el día, especialmente en zonas de interior de nuestro país, sino también hará que las noches sean mucho más calurosas. A pesar de que las repercusiones del calor sofocante en horario diurno están ampliamente estudiadas, no ocurre lo mismo con el momento en el que es la Luna quién toma el protagonismo del cielo.

Esa brecha en el conocimiento es la que ha aprovechado un equipo de investigación internacional, en la que participan varios españoles, para tratar de dilucidar qué ocurre cuando el bochorno alcanza cotas como las actuales durante la noche. ¿La conclusión? Las noches calurosas aumentan un 16% la mortalidad en España.

“Se pensaba que lo que pasaba de noche no era tan importante”, comenta el geógrafo de la Universidad de Santiago de Compostela y primer firmante del artículo, Dominic Royé. Y es que, cuando empezaron a estudiar este fenómeno, descubrieron que el calor no solo molesta, si no que nos hace dormir mucho peor.

“Nuestro cuerpo necesita descansar”, señala Royé que indica que, para ello, es necesario que baje el pulso entre un 20% y un 30% con respecto al que tenemos estando en reposo. Sin embargo, cuando una presión externa como el calor hace su aparición, el cuerpo se ve obligado a trabajar para poder termorregularse a través de la sudoración y la vasodilatación.

“En algún momento el cuerpo se apagará de manera forzosa por el cansancio, pero si sigue haciendo calor, volverá a despertarse”, explica el investigador, que advierte que esto conlleva a un deficiente descanso cuyos peligros oscilan desde la pérdida de concentración y el cansancio hasta la propia muerte.

El peligro está en todas partes, pero sin duda los que tienen más riesgo de sufrir un desenlace fatal son las personas con patologías previas, especialmente cardiovasculares y respiratorias. De hecho, en las personas con enfermedades respiratorias, la mortalidad por el bochorno nocturno asciende al 30%, el doble que en el resto de la población.

Una de las conclusiones más relevantes de este artículo, titulado Effects of hot nights on mortality in Southern Europe, y que se ha publicado en la revista científica Epidemiology, es que la mortalidad tiene más relación con la temperatura que se alcance durante la noche que con el hecho de que esa noche calurosa se prolongue durante más horas.

“Las altas temperaturas nocturnas pueden provocar un estrés térmico prolongado”, insiste el investigador, que destaca que este estudio ha encontrado “evidencias contundentes” de que la mortalidad diaria está asociada con temperaturas nocturnas superiores a los 20 grados centígrados y, en menor medida, con la duración.

También incide de forma diferente dependiendo del lugar en el que se encuentre la persona. No es lo mismo dormir en una ciudad como Barcelona, donde aproximadamente uno de cada cuatro personas cuenta con aire acondicionado, que hacerlo en plena Lisboa, donde las condiciones de vida son muy diferentes.

“La falta de adaptación también provoca un mayor impacto”, asegura Royé, que explica que en su estudio, la mortalidad en Portugal debido a este fenómeno ha sido la mayor, alcanzando el 37% por un exceso de calor y un 29% por la duración de sus noches calurosas. En el otro lado de la balanza se encuentra Francia, donde el riesgo de mortalidad por exceso de calor nocturno es del 12%.

En lo que se refiere a los resultados específicos de las 11 ciudades que han estudiado en cuatro países europeos (España, Portugal, Francia e Italia), el riesgo de muerte por exceso de calor nocturno es más importante en Oporto, donde alcanza el 43%.

Hasta un 26% de aumento de la mortalidad en Madrid

En España se han estudiado cuatro ciudades: Barcelona, Bilbao, Madrid y Sevilla. De ellas, la que experimenta un mayor riesgo de muerte por exceso de calor es Madrid, donde este indicador alcanza el 26%.

En Bilbao y Sevilla asciende al 14% y en Barcelona es de apenas un 6%. Como sucede con Portugal, estas diferencias también pueden estar motivadas por la falta de adaptación de la población a las elevadas temperaturas nocturnas.

Este problema es también consecuencia del cambio climático y se seguirá agravando a medida de que empeore la situación. “El impacto del ambiente térmico en la salud, el confort y el rendimiento es uno de los problemas de salud pública más críticos relacionados con el cambio climático”, explica el investigador.

Los resultados de este estudio proporcionan una mejor comprensión de la noche en la salud y pueden ayudar a mejorar los sistemas de alerta de olas de calor a nivel de la población, además de considerar nuevos factores de riesgo individuales.

Estudio de referencia: bit.ly/3uWURLL

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