El águila pescadora (Pandion haliaetus) está iniciando una lenta reintroducción en España después de haber sido dada por extinguida hace más de treinta años por la presión humana en el litoral. Su población se limita a una treintena de parejas en Baleares y Canarias, pero ahora la Generalitat Valenciana impulsa su recuperación en esta comunidad autónoma.

La Conselleria de Transición Ecológica coordina el convenio para la reintroducción del águila pescadora en la marjal de Pego, en la provincia de Alicante, un proyecto que forma parte de los trabajos de recuperación de esta especie que la Conselleria inició en 2018. Esta ave rapaz llegó a darse por extinguida en España en los años 80 debido a la destrucción generalizada de sus hábitats costeros por la urbanización masiva del litoral.

La Conselleria ha acogido esta semana la firma del acuerdo entre la Fundación Migres para la reinserción del águila pescadora en la Comunitat Valenciana y la Fundación Iberdrola, en un acto que ha contado con la presencia de la secretaria autonómica, Paula Tuzón, y el director general de Medio Natural, Benjamín Pérez.

Migres se encargará del traslado a la Comunitat Valenciana de 20 pollos de águila pescadora, así como de su cría y posterior liberación, mientras que la Fundación Iberdrola invertirá 50.000 euros en la iniciativa de reinserción.

La secretaria autonómica de Transición Ecológica, Paula Tuzón, explicó que la Conselleria «supervisará y seguirá la evolución de los resultados, dentro de los trabajos de reintroducción del águila pescadora que la administración autonómica viene desarrollando desde 2018». Para la reinserción de esta especie en la Comunitat Valenciana se va a realizar un seguimiento de las parejas reproductoras en los países donantes de jóvenes águilas pescadoras. Una vez hecho este seguimiento, serán trasladadas a España para la liberación de aproximadamente 20 pollos.

La Fundación Migres ha desarrollado, desde su inicio, más de 130 proyectos relacionados con la reintroducción de dos especies de aves amenazadas, el águila pescadora y el águila imperial, con el objetivo de recuperar para la Península Ibérica una especie (el águila pescadora) que había sido extinguida por actuaciones humanas y que volvió a criar en España.

Por su parte, la Fundación Iberdrola España trabaja con instituciones y empresas para mejorar el entorno ecológico y proteger la biodiversidad. Entre otras iniciativas, apoya en la Comunitat el Premio Rei Jaume I a la Protección del Medio Ambiente, que se concede a personas que hayan destacado en la investigación sobre la mejora del entorno ecológico.

Paula Tuzón destacó también que este incremento de ejemplares liberados «permitiría ampliar la participación activa de los Ayuntamientos interesados, como los de Dénia y Xàbia, que ya han expresado su interés en el proyecto«.

Por su parte, el director general de Medio natural, Benjamín Pérez, valora la vigilancia y coordinación de la Consejería para continuar avanzando en el compromiso de las empresas para adecuar sus líneas eléctricas y evitar la colisión o electrocución de aves. En los últimos cuatro años la cifra de torres eléctricas adaptadas se ha multiplicado por 30, pasando de cien a tres mil, según Pérez.

El águila pescadora, una bella rapaz de la costa

Según explica Seobird/life, el águila pescadora es una rapaz de mediano tamaño (147-170 centímetros de envergadura). Los adultos poseen partes inferiores blancas, con un moteado variable en el pecho; los individuos que tienen un collar de estrías más marcado en el pecho suelen ser hembras. Como contraste presentan partes superiores muy oscuras.

La parte superior de la cabeza es blanca y tras el ojo aparece una lista ocular, a modo de antifaz, que recorre parte del cuello. En vuelo exhiben una silueta bastante característica, con cola corta y alas relativamente estrechas y anguladas. Vistos desde abajo, el cuerpo y las partes anteriores del ala, blancas, contrastan con las franjas oscuras que recorren las plumas de vuelo. La cola muestra una sucesión de barras oscuras.

El polluelo joven es muy similar, pero sus partes superiores parecen como escamadas —debido al borde pálido en las plumas— y, en vuelo, las secundarias resultan algo más pálidas que en los adultos, con un barreado más patente.

Cuando el águila pescadora vuela en busca de alimento, es capaz de cernirse con profundos aleteos antes de lanzarse al agua  para capturar los peces con sus garras. Emite silbidos lastimeros durante la parada nupcial.

El águila pescadora vive próxima al agua, en costas rocosas y alrededores de lagos. El nido es una gran plataforma de palos construida en árboles, cortados rocosos, postes telefónicos o plataformas artificiales. Generalmente reutilizan su nido todos los años, y mantienen la misma pareja durante toda la vida.

Se alimenta exclusivamente de peces, tanto de aguas dulces, saladas o salobres. Aunque se ha observado la captura de otras presas, como aves y reptiles, esta práctica es considerada como excepcional o incluso accidental.

Se halla distribuida por todos los continentes, exceptuando la Antártida.  En el Mediterráneo occidental nidifica en las islas Baleares, Córcega, norte de Marruecos, Argelia y Túnez, con una población muy escasa estimada en 62-70 parejas.

En la España peninsular desapareció como reproductor a principios de la década de los 80 del pasado siglo XX, aunque en el año 2005 se volvió a reproducir.. Los núcleos españoles han quedado reducidos a Canarias y Baleares, con una población de 29-36 parejas que en los últimos años ha sufrido un ligero retroceso después de un periodo de recuperación.

Durante la época migratoria pueden observarse ejemplares en cualquier zona de España, especialmente las que pueden ser aptas para la pesca (marismas, embalses, ríos, etc.), llegando a invernar en algunas zonas favorables de Extremadura, delta del Ebro y sur de España. Esporádicamente se han visto ejemplares en  parque natural del Hondo de Elche y en las salinas de Santa Pola, así como en la costa de Huelva.

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