El uso del maquillaje es muy común y debemos tener cuidado para no estropear o desgastar los productos, ya que, normalmente, no destacar por su bajo precio. Las brochas suelen ser los utensilios que más sufren este tipo de desgaste ya que acumulan los aceites de los productos, el sebo y las impurezas de la piel y otros restos de suciedad.

Además de alargar la vida útil de los pinceles, también evita problemas en el cutis, como granitos, puntos negros o irritaciones.

Cómo lavar las brochas de maquillaje

Hay tres formas de limpiar las brochas:

  • Desinfección con alcohol: se introducen en un recipiente con agua y alcohol y se dejan reposar un rato. Es importante no mojar la parte en que la virola se une con el mango, porque es la que lleva el pegamento que sujeta ambas partes.
  • Limpieza habitual: hay que aplicar una gota de jabón (cualquier tipo) en la superficie, mojar el pelo de la brocha con agua y frotar suavemente dibujando círculos con la punta. Luego, se enjuaga la punta para eliminar los restos de jabón y retirar la humedad ejerciendo un poco de presión con una toalla.
  • Otra opción: llenar un recipiente con agua tibia, añadir el jabón y limpiar dentro las brochas, siempre con movimientos circulares. Para secarlas, es fundamental no colocarlas boca arriba porque el pelo podría perder su forma. Lo mejor es de forma horizontal en un borde para que el pelo quede al aire y con suficiente espacio como para que estén bien separadas.