La patata es uno de los alimentos indispensables en los hogares, ya que se puede cocinar de muchas maneras (fritas, rellenas, hervidas, al horno...) y para acompañar diversos platos. O directamente, como ingrediente principal, desde una tortilla de patatas hasta unas patatas a lo pobre. Además, son ricas en vitamina C y B6 y en minerales como el potasio, magnesio, maganeso y fósforo.

De hecho, este alimento no tiene tantas calorías como normalmente se cree, aunque depende de la manera en la que se cocine. Por ejemplo, unas patatas hervidas aportan unas 80 calorías por gramo en comparación con las 450 de unas patatas fritas. Lo malo es que, al pelarlas, el tiempo de conservación disminuye y suelen estropearse muy rápido, por eso hay que comerlas rápido.

De esto nos damos cuenta cuando tras haberlas dejado un tiempo peladas, cogen un color un tanto extraño, a veces marrón, gris o, incluso, negro. Se debe a que se han empezado a oxigenar y por lo tanto, estropear. Sin embargo, existe un truco que puede evitar esto...

Cómo evitar que las patatas se estropeen

Una vez peladas, se deben conservar en un bol con agua fría en la nevera. El agua actúa como un escudo contra el aire y evita que se oxigenen. Así, las patatas absorberán algo de agua al dejarlas toda la noche y no afectará al cocinado del plato. Eso sí, es importante que las patatas estén enteras, para que tengan menor tasa de absorción de agua.

También sirve aplicarles vinagre o jugo de limón, ya que el ácido previene la oxidación.