2023 marcará el destino de Extremadura. Así lo vaticinan interioristas y arquitectos de prestigio que analizan en la revista Architectural Digest (AD) la evolución arquitectónica en la región. Desde edificios contemporáneos como el Museo Helga de Alvear a iniciativas ecosociales Tejiendo la calle en Valverde de la Vera convierten, según estos expertos, a Extremadura en un nuevo place to be, que implica la conexión de la tradición con las vanguardias.

Esta revista, autoridad en diseño, arquitectura y estilo de vida, ha elegido a Extremadura como protagonista de su número de noviembre El color de la tierra. Muestra cómo la comunidad autónoma extremeña no dio de lado su patrimonio para integrarse en el estilo contemporáneo. De hecho, en los textos se destaca la convivencia de la enraizada tradición con la vanguardia y como ejemplo elige a Andrés Jaque, de Office for Political Innovation, que se encargó de la casa sacerdotal diocesana de Plasencia.

La arquitectura y los diseños extremeños están de moda. Asier Rua

Por su puesto, la publicación hace hincapié en el Museo Helga de Alvear de Cáceres, diseñado por el estudio Tuñón Arquitectos, ganador del Premio Architecture MasterPiece 2021 en la categoría de edificio cultural. También Emilio Tuñón, junto a Luis Mansilla, se alzó en 2011 con el Premio FAD de Arquitectura por otra construcción en la ciudad extremeña: el hotel Atrio. Y cuatro años después, en 2015, el Premio Mies van der Rohe al Arquitecto Emergente iría a parar a un trabajo del estudio Arquitectura G en una casa particular de la localidad cacereña de Cilleros.

Tejiendo la calle

Siguiendo con la enumeración de diseños arquitectónicos singulares, AD destaca a la arquitecta Marina Fernández Ramos y a su proyecto Tejiendo la calle, un diseño de arte ecosocial que visibiliza la labor y creatividad de las mujeres en el medio rural Valverde de la Vera. Desde hace diez años, cubre de parasoles, tejidos por las vecinas con materiales reciclados, bolsas y botellas de plástico, las calles del municipio.

Hasta aquí algunos ejemplos de diseños arquitectónicos notables y peculiares. Pero la publicación también acentúa los trabajos del interiorista madrileño Guille García Hoz y su marido, el arquitecto Sergio Martínez, que convirtieron a Villanueva de la Vera en su segundo hogar. Esta segunda residencia, una casa en pleno campo, parte de dos viejas naves (vivienda y secado) unidas con cierto aire monacal que restauraron durante la pandemia, conservando su aire "industrial rústico" original. "No quería hacerme un pisito a las afueras de Madrid, sino que fuera algo muy primario, brutalista. Para mí lo importante es que estés en un sitio que hable del sitio", subraya Guille.

Para la pareja hablar de Extremadura es hablar de piedra, de campo y de esa sobriedad que lo hace un lugar tan especial para él, y para otros creativos que también se han enamorado de la región. "Descubrir Extremadura fue un antes y un después. Es normal que la belleza del paisaje y la tranquilidad atraiga a artesanos, artistas y arquitectos, apartados del mundanal ruido", asegura Guille.