El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) recoge que más de la mitad de los hogares españoles tienen un lavavajillas en su casa, uno de los electrodomésticos más indispensables en una cocina. Aun así, todavía hay gente que no sabe utilizarlo bien y no aprovecha su máximo potencial.

Hay hábitos populares que se repiten durante años, cuando hacen más mal que bien. Es el caso de, por ejemplo, enjuagar los platos sucios antes de meterlos en el lavavajillas.

Tanto la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) como empresas especializadas en el sector como Finish, aseguran que no es necesario hacerlo.

"Algunos de nosotros al realizar esta acción nos sentimos más seguros, creemos que no quedará ninguna mancha en la vajilla, pero en realidad si enjuagamos los platos antes de meterlos en el lavavajillas resulta menos eficiente en cuanto al ahorro de agua. Los lavavajillas funcionan con altas temperaturas para asegurarse de que los platos estarán perfectamente limpios al final del ciclo de lavado", cuenta la página web de Finish.

Dos problemas

El primer problema que esto conlleva es que habremos gastado más agua y energía de la necesaria y la segunda es que, si los platos ya están casi limpios, las enzimas del jabón rinden menos, por lo que no aprovechamos al máximo el potencial del lavavajillas.

Muchos modelos vienen con un sensor que evalúan cuánta agua necesitan para limpiar los platos al inicio del ciclo, por lo que si los hemos enjuagado previamente, puede que la lectura no se haga de forma correcta y no se laven bien los platos.

Ahora bien, ¿Qué podemos hacer para facilitarle el trabajo al electrodoméstico? Basta con quitar los restos de comida con una servilleta antes de meter la vajilla a lavar.