La ciruela ha encontrado en Extremadura las condiciones ideales para su cultivo, hasta el punto de convertir a la región en la mayor productora nacional y europea de este tipo de fruta. Consta de pulpa firme y dulce, con notas de frutos rojos y un agradable toque refrescante concentrado en torno a la piel. Su recogida se suele realizar de principios de junio a finales de agosto.

Pero, ¿Cómo podemos plantar nuestra propia semilla de ciruela?

En primer lugar, compra ciruelas maduras en un puesto del mercado y come la pulpa de la ciruela. Elige la más sabrosa para tratar de plantarla, puesto que las semillas de ciruela suelen conservar muy bien los rasgos de una planta madre. Cuando acabes, coloca el hueso en el marco de una ventana durante unos días para que se seque. La semilla que está al interior del hueso se secará y se encogerá. La cáscara también se romperá con más facilidad cuando se seque.

A continuación, coge un cascanueces pequeño. Coloca el hueso de forma horizontal entre los dos extremos y rómpelo con suavidad, para después colocar la semilla a un lado. La vas a necesitar para hacerla germinar y plantarla. Llena un vaso de agua y deja caer la semilla en el vaso. Si se hunde, puedes germinarla. Si flota, debes seguir rompiendo huesos hasta que te salga una semilla viable.

En el caso de que ocurra lo primero, comienza el proceso de germinación. Remoja la semilla durante toda la noche en el vaso de agua que acabas de llenar. Llena una bolsa de plástico o un frasco de conserva con dos tercios de composta rica y moja la tierra de modo que quede húmeda, no empapada.

Coloca la semilla (o semillas) dentro de la composta y sella la bolsa de plástico o el frasco. Agita el recipiente de modo que la semilla penetre más profundamente en la tierra suelta. Luego, con el frigorífico encendido a 4 °C (40 °F), coloca el frasco o la bolsa dentro para empezar el proceso de estratificación. Así, conseguiremos que la semilla germine, de modo que pueda plantarse y convertirse en un árbol.

El próximo paso es la plantación. Elige un lugar permanente en el jardín para plantar el ciruelo. El sitio debe estar ligeramente resguardado de forma que puedas cubrir con mantillo y una cubierta para evitar alguna helada. Trae suficiente tierra con buen drenaje y composta antes de plantar.

También se puede optar por plantarla en una maceta grande, que tiene que ser profunda con agujeros de drenaje. Retira la semilla del frasco o la bolsa una vez que se formen raíces blancas y saludables. Haz un agujero pequeño que sea unos centímetros más profundo que las raíces y crea un montículo de tierra pequeño en el centro. Coloca la semilla por encima y extiende las raíces alrededor del montículo, para después cubrirla con tierra. Separa los ciruelos a una distancia de 6 a 7,5 m (20 a 25 pies).

Por último, riega el espacio a fondo antes de que se seque el suelo y protégelo bien. El ciruelo debe empezar a producir frutos en 3 a 5 años.