El ser humano necesita controlarlo todo para poder manejar la incertidumbre, donde tiene fuertes emociones negativas. Aunque algunas personas sí son capaces de fluir, el resto necesita saber qué va a pasar. En algunas de estas personas, este miedo se dispara e intentan lograr la seguridad controlando todo lo que ocurre a su alrededor. Aparece en todas las áreas de su vida, aunque puede ser más agudo en el trabajo o en la vida familiar. Marcan los caminos a seguir, las conversaciones que tener, los horarios o los viajes. Y si no están presentes, buscan la forma de poder controlarlo en la distancia. Este control, por tanto, nace de la necesidad de seguridad y del miedo.

Las personas controladoras viven en una preocupación constante, que les tensa y que no siempre les lleva a la acción. Es entonces donde pueden enfadarse, tanto con ellos mismos como con los demás. Aparece catastrofismo cuando no se sabe muy bien cuál puede ser el desenlace, ya que focalizan más en los errores y en los peligros. Su miedo y su inseguridad le hace sentirse inferior y trata de compensarlo a través del control.

SUELTA EL CONTROL

El control es un esquema de funcionamiento que la persona ha ido construyendo a base de sobrecompensación. Al sentir que no contaba con determinadas herramientas que le proporcionen seguridad personal, decide obtenerla a través de otras vías.

La necesidad de manejar cada situación, que radica en el miedo, puede ir reduciéndose hasta que quede en las dosis bajas naturales. Nunca se eliminaría por completo, porque la persona iría al extremo opuesto donde no controla nada de su vida.

¿CÓMO SE PUEDE LLEGAR A REDUCIR LA NECESIDAD DE CONTROL PARA PODER VIVIR MEJOR?

1. Aceptación

Implica ser conscientes de que estamos conformados por elementos positivos y negativos, que nos hacen ser un todo, y que no hay nada malo en ello. Querer eliminar lo que no nos gusta nos deshumaniza y nos aleja de los demás, los cuales empiezan a ver en nosotros solo una máscara. Debemos aceptar lo que somos, reducir aquello que nos hiere o que hiere a los demás, y abrazar las partes que no nos gustan. La aceptación es fundamental para tener una buena autoestima, la cual siempre conduce a la seguridad personal.

2. Suelta el pasado

Después de varios intentos de relaciones, con sus respectivas rupturas, empezamos una nueva aventura. Esta persona, totalmente diferente a las anteriores, empieza a pagar lo que otros nos han hecho. Hay discusiones sin motivo aparente y, finalmente, la persona se cansa de nosotros y se marcha. Esta situación, que se repite también a nivel social o laboral, es muy frecuente y se debe al miedo de que se repitan los momentos pasados con los que hemos sufrido. Para ello, debemos reiniciar conscientemente, soltar el pasado, pero quedándonos con el aprendizaje obtenido.

3. La raíz del miedo

¿De dónde nace la inseguridad? ¿Con qué elementos se activa? Aunque la necesidad de control se generaliza a todas las áreas de la vida de una persona, es cierto que no se activa ante todos los acontecimientos. Saber qué es lo que más miedo nos da puede hacer que vemos el origen. Una vez visto, podemos trabajarlo. Por ejemplo, un origen puede ser el miedo a la soledad, que sería entonces lo que habría que trabajar.

La flexibilidad mental nos ayudará a poder soltar el control y generar herramientas personales de seguridad. Conocer el origen, dejar atrás el pasado o aceptarnos tal y como somos son herramientas imprescindibles para que podamos empezar a vivir de una forma más plena.