Ernesto de Hannover, de 67 años, se ha sentado este miércoles en el banquillo de los acusados en el Tribunal Regional de Wels en Austria para responder ante su comportamiento violento del pasado mes de julio. El exmarido de Carolina de Mónaco ha entrado por la puerta de atrás reservada exclusivamente a los detenidos y dispuesto a escuchar la sentencia de la juez por las amenazas que realizó a algunos de sus empleados y a la policía, mientras se encontraba bajo los efectos del alcohol.

A pesar de que el polémico aristócrata se haya declarado “inocente”, el juez ha estimado que es culpable. Los hechos por los que Hannover vuelve a tener problemas con la justicia tuvieron lugar el pasado verano en el pabellón de caza austriaco en el que vive desde hace unos años. Los empleados llamaron a la policía ante su estado de embriaguez. Cuando los agentes se personaron en su residencia, el alemán seguía en actitud violenta e incluso trató de agredir a uno de sus empleados, algo que la propia policía pudo certificar como testigo. El altercado acabó con el ingreso en una institución psiquiátrica de Hannover por orden facultativa. Aun así, no tuvo suficiente y amenazó con un bate de béisbol a los agentes que le pusieron en disposición judicial.

La pena que caía sobre Ernesto de Hannover amenazaba con hasta tres años de cárcel. Sin embargo, la juez ha dictado una condena de diez meses de cárcel en régimen de libertad condicional. Además ha sentenciado además que no puede vivir más en el pabellón de caza de Auerbach en Grünau im Almtal, donde tuvo lugar los sucesos y donde trabajan los empleados que le han demandado. Así la magistrada le ha declarado “persona non grata” en Austria y le ha prohibido volver a consumir alcohol y le obliga a someterse a psicoterapia para superar sus problemas de adicción y para aprender a controlar sus impulsos de ira.

Tras conocer la sentencia, algunos medios se han referido al supuesto trato de favor recibido por Hannover a la hora de acceder a la sala de juicios, mientras que otros han destacado su claro arrepentimiento. “Asumo toda la responsabilidad, estoy muy arrepentido por lo ocurrido y estoy dispuesto a pagar los daños. No recuerdo parte de lo sucedido”, ha declarado Hannover ante la juez, que insistía haber olvidado los delitos por los que respondía ante la justicia. Por su parte, la fiscalía le recordó que estaba acusado de resistencia a la autoridad, lesiones graves, amenazas y coacciones bajo los efectos de una intoxicación causada por la ingesta de alcohol.

A pesar de que la juez ha dictado una condena de 10 meses, el príncipe alemán se resistió a la sentencia desfavorable tratando de escurrir el bulto echándole la culpa a su hijo mayor, Ernesto de Hannover Jr. Sus abogados expusieron la delicada situación personal en la que se encontraba su cliente, inmerso en una batalla familiar y tras haber sido operado de un cáncer.