Investigadores de la Universidad de Granada han concluido que las calcomanías que usan con frecuencia los niños pueden alterar la función de barrera protectora de la piel, un cambio que no se produce con un tatuaje permanente, por lo que los temporales deben utilizarse con precaución.

Las calcomanías que se adhieren a la piel de manera temporal, populares sobre todo entre los niños, pueden causar daños a la barrera epidérmica que protege a este órgano, según un estudio desarrollado por los investigadores de la Universidad de Granada José Pablo Serrano, Trinidad Montero, Agustín Buendía y Salvador Arias.

La investigación, cuyos resultados publica el Journal of Clinical Medicine y de la que ha informado la Universidad en un comunicado, ha analizado los efectos dermatológicos de los tatuajes permanentes, realizados con agujas en la piel, y los tatuajes temporales adhesivos.

"Los resultados muestran cómo en la piel con tatuajes adhesivos, en comparación con controles de piel no tatuada, se presentó menor temperatura, menor hidratación del estrato corneo y peor capacidad antioxidante total", ha explicado Serrano.

"Los tatuajes permanentes parecen no afectar significativamente a la función de barrera epidérmica"

El equipo de investigadores ha destacado que los niveles de pérdida transepidérmica de agua fueron mayores en los tatuajes adhesivos en comparación con la piel no tatuada, lo que indica un posible daño en la barrera epidérmica de la piel.

Los tatuajes adhesivos deben utilizarse con precaución, aseguran los especialistas, sobre todo en pacientes que ya tengan cierto daño en su piel, como aquellos afectados de psoriasis o dermatitis atópica.

El estudio ha añadido un componente novedoso a la literatura científica, ya que la mayor parte de reacciones adversas relacionadas con tatuajes que hay descritas se asocian a los de tipo permanente y suelen deberse a problemas de carácter infeccioso.

Serrano también ha analizado los efectos que provocan los tatuajes permanentes, que representan un "proceso traumático" aunque la piel tatuada de manera permanente no difiere significativamente de la no tatuada, según la investigación. "Los tatuajes permanentes parecen no afectar significativamente a la función de barrera epidérmica, algo que sí hacen los adhesivos", explica Serrano.

Dado que en general el proceso de tatuado es "traumático", los especialistas han recomendado tener información sobre los posibles riesgos de tipo infeccioso o alérgico y han apostado por acudir a salones que ofrezcan estándares de calidad e higiene.