Durante el confinamiento al que nos obligó la propagación del coronavirus muchos nutricionistas han tenido que adaptar las recomendaciones que les dan a sus clientes. No en vano se trata de una época en la que nos movemos menos. Que baje el ejercicio físico también significa que se hace cada vez más difícil que estemos en nuestro peso ideal. Es por eso que muchos intentan compensar la bajada o la reducción de las salidas a correr o a hacer cualquier otro tipo de deporte con una alimentación más sana y saludable.

Los nutricionistas vienen insistiendo desde hace meses, además, en que es falso eso de que el desayuno o la cena sean las comidas más importantes del día. De hecho lo único que parece importante es el número total de calorías que ingieres durante una jornada. Para adelgazar no hay que seguir ninguna dieta demasiado estricta o pasar mucha hambre. Lo que hay que hacer es caer en un déficit calórico. Es decir: hay que ingerir menos calorías de las que se consumen. Ni más ni menos. Y para ello ayudan tanto las calorías que se gastan cuando haces ejercicio como las que ingieres.

Otro de los tópicos contra los que hay que luchar, según estos especialistas, es contra aquel que dice que comer fruta (sobre todo por la noche), engorda a quién la consume porque tiene mucha fruta. Más aún. Varios nutricionistas han utilizado en las últimas horas las redes sociales para hacer hincapié en lo bueno que es el consumo de la fresa, una fruta que cada vez hay en más abundancia en los supermercados (no en vano su temporada empieza ahora) y que deberías comer todos los días. No en vano esta fruta está compuesta casi en un 85 por ciento por agua por lo que te "llenará" mucho sin apenas sumar calorías de las que no necesitas para conseguir el objetivo de adelgazar.

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Y es que muchos expertos apuntan a que el confinamiento va a tener importantes consecuencias en la salud.

En este sentido muchos aseguran que es fundamental mantener el peso no sólo por una cuestión estética sino que hay que tener en cuenta que evitar la obesidad es también fundamental por todas las consecuencias que el abuso de grasas y azúcares tiene para la salud y que nada tienen que ver con lucir el palmito en la playa. Habrá que esperar a ver que consecuencias tiene el confinamiento en la salud y en el peso de los españoles.