El fitness ha evolucionado mucho, pero sigue centrándose en un perfil esencialmente deportivo. Por el contrario, el wellness es inclusivo y busca satisfacer necesidades que es probable que el cliente más sedentario no sepa que tiene y que va descubriendo. Se trata de cuidarse, no de sufrir, de entrenar, pero disfrutar y de que ese cambio de hábitos no sea temporal.