Los dos diputados nacionales, todavía, de UPN han llegado al Consejo Político regionalista con la conciencia más que tranquila. "Muy seguro de lo que hemos hecho, muy convencidos", decía Sergio Sayas. Y han salido más reforzados aún. "UPN no podía convertirse en el felpudo de Sánchez". Y sin ninguna intención de entregar sus actas. Ya les han confirmado el expediente disciplinario abierto, paso previo a la expulsión. Ante esa comisión, Carlos García Adanero piensa defender su postura. "Yo, la verdad es que aquí ni he intervenido porque cuando das contra una pared es complicado". El líder de Unión del Pueblo Navarro, Javier Esparza, quiere zanjar cuanto antes esta situación: "Tanto en público como en privado a nosotros se nos dijo que se iba a respetar la disciplina de voto". Crisis interna y también la externa, tanto ante sus votantes, "porque UPN tiene palabra", como en sus relaciones con el PSOE y, sobre todo, con su socio más estrecho, el Partido Popular y Pablo Casado. "A mí me ha dicho que el Partido Popular no ha participado". Que ocultaron su voto hasta el último momento. "Me cuesta mucho defender una posición que no comparto", dijo el pasado jueves Sayas. Y, además, subrayan desde la dirección de UPN, con premeditación reconocida. "Desde ayer teníamos claro lo que íbamos a votar", reconoció tras votar contra la decisión de su partido. De confirmarse el proceso de expulsión, para lo que todavía no hay plazo, UPN perderá sus dos escaños sí o sí, aunque entreguen su acta, ya que las siguientes en la candidatura de Navarra Suma son de PP y Ciudadanos.