La crisis en el partido popular es ya una ruptura total del partido. Con Pablo Casado y su secretario general, Teodoro García Egea, en Génova, atrincherados en una suerte de El Álamo, rodeados de voces que desde fuera les dicen que se tienen que marchar. Pero también voces dentro, porque una mayoría de los miembros de su comité de dirección, su núcleo duro, le han pedido que dimita. Mientras otros llaman a la unidad, Casado no quiere ceder y a través del propio Teodoro García Egea ha convocado a diputados, senadores y cargos provinciales. Quieren hacer recuento de sus fuerzas para ver si pueden resistir. Apenas un puñado ha acudido a Génova. Muchos de los convocados han preferido desoír la llamada alegando que ya no reconocen la autoridad de García Egea. Ante esta situación Pablo Casado no se quiere marchar y alarga al menos una semana el pulso. Se someterá al veredicto de los dirigentes de su partido el próximo lunes 28 de febrero. Ese día ha convocado la Junta Directiva Nacional, un órgano del partido popular del que va a salir la convocatoria de un congreso que decidirá el liderazgo en el PP.