Familias enteras huyendo de la guerra. Es el éxodo de los civiles más vulnerables a esta iglesia católica de Kiev. La capital de Ucrania no duerme desde que Putin dio la orden de invadir el país. Las sirenas han sonado durante horas para prevenir a la población de los combates. En el templo, un total de 27 niños con sus madres viven con incertidumbre y miedo cada noticia. Tienen comida caliente y ropa. Duermen donde pueden, los bancos de la iglesia se han convertido en camas improvisadas. Un espacio de oración y perdón transformado en refugio de guerra a la espera de que pase lo peor.