Una explosión registrada en una mina en el norte de Turquía ha sumido en la angustia a quienes han perdido a algún familiar, y a quienes esperan que los rescatadores puedan sacar a algún operario más con vida del pozo. Se han confirmado al menos 41 muertos y hay una decena de heridos. El presidente Erdogan ha visitado la explotación para conocer de primera mano los trabajos de rescate y ha asistido a los primeros funerales. Unos 110 mineros trabajaban a unos 300 metros de profundidad cuando sobrevino la explosión de grisú, sucedida de derrumbes e incendios.