El primer ministro, Tony Blair, ganador de las elecciones generales del jueves, formó anoche Gobierno con la presencia de la mayoría de los pesos pesados de su anterior equipo, como Gordon Brown en la cartera de Finanzas, Jack Straw, en Exteriores, y con la reincorporación de David Blunkett, al frente de la cartera de Trabajo y Pensiones. Blair prometió ayer volcarse en la política interior y "trabajar sin descanso" en los asuntos que son prioritarios para los británicos.

En el nuevo Gobierno británico Tony Blair ha sustituido al ministro de Defensa, Geoff Hoon, un personaje muy criticado durante la investigación de la muerte del científico David Kelly, cuyo nombre filtró a la prensa. También fue el blanco de los familiares de algunos soldados británicos caídos en Irak, que iban mal equipados. Hoon pasa a ser líder de la Cámara de los Comunes, un puesto más discreto. El nuevo ministro de Defensa es John Reid.

"He escuchado y he aprendido", declaró Blair, muy modesto, en el discurso inaugural del tercer mandato, que pronunció como marca la tradición a la puerta de la residencia del premier , en Downing Street, después de ver a la reina y recibir el encargo de formar Gobierno.

"MIRAR AL FUTURO" Blair reconoció que la guerra de Irak "dividió" al país, pero insistió en que es hora de "mirar al futuro". La guerra ha sido la causa principal de que los laboristas hayan perdido 47 escaños en las elecciones, quedando reducida a 66 la mayoría absoluta de 161 diputados de que disponían en la anterior legislatura. La participación fue del 61%, dos puntos más que en el 2001, en unos comicios en los que el voto útil jugó un papel muy destacado.

Los conservadores cosecharon su tercera derrota consecutiva, lo que llevó a su candidato, Michael Howard, a presentar ayer la renuncia como líder antes de la próxima elección. Su marcha se producirá "lo antes posible", según dijo, una vez sea nombrado un sustituto al frente de la formación conservadora.

La hasta cierto punto inesperada decisión de Howard abre un nuevo periodo de inestabilidad en el partido, pero es al mismo tiempo la oportunidad de que los tories rejuvenezcan la plantilla, salgan del anquilosamiento y se planteen cómo recuperar a las clases medias y cómo atraer a nuevos votantes. Aunque el jueves dieron lo que podría ser el primer paso hacia la recuperación, aumentando 31 escaños, su porcentaje de votos (32,6%) fue el mismo que en las pasadas legislativas.

EL VOTO DE LOS ESTUDIANTES El partido liberal demócrata de Charles Kennedy le arrebató una docena de circunscripciones al partido laborista, principalmente en ciudades con muchos estudiantes, como Cambridge, Manchester, Bristol, Glasgow, Cardiff y Birmingham. Sin embargo, perdieron cuatro diputados a manos de los conservadores.

Además, la estrategia de Kennedy para decapitar a algunos de los grandes tories , como David Davies, Oliver Letwin o Theresa May, fue todo un fracaso. Solamente un miembro de la dirección del Partido Conservador, el responsable para educación, Tim Collins, cayó por el asalto de los liberales.

Los británicos tienen de nuevo un Gobierno laborista, pero el mapa político del nuevo Parlamento, que tomará posesión la próxima semana, es muy diferente. "En todas partes del Reino Unido la competición ahora se libra entre tres partidos, y es algo de lo que me congratulo", señaló el jefe de los liberales, convencido de haber abierto una brecha en el tradicional bipartidismo del país.

En la Cámara de los Comunes también habrá tres candidatos independientes, entre los que se encuentra George Galloway, el antiguo diputado laborista, que con el grupo antiguerra Respeto arrebató el jueves a la candidata de Blair, Oona King, la circunscripción londinense de Bethnal Green and Bow.

MENOS MOVIMIENTOS Con la mayoría conseguida, el primer ministro laborista podrá gobernar con relativa tranquilidad, pero su libertad de movimientos estará más controlada.

Blair es hoy más débil y se verá obligado a actuar con una mayor cautela, a negociar con la oposición y con los miembros disconformes de su propio partido. Ese recorte de poderes era exactamente lo que la mayoría de los votantes del Reino Unido querían.