El Gobierno ha dado su brazo a torcer y en cuarenta y cinco días estará en marcha un nuevo plan Renove , que permitirá sacar de la cuesta abajo la venta de vehículos. Es una buena idea. Los quince mil parados más del mes de mayo ya no son solo trabajadores de la construcción, sino que son empleados de la industria que empieza a resentirse de la desaceleración acelerada que describe Solbes .

Así que esta medida ayudará a un sector industrial del que depende una enorme cantidad de puestos de trabajo. Estas son las iniciativas, al margen de las descripciones o las disquisiciones semánticas sobre si la situación actual es de crisis, desaceleración, enfriamiento, resfriado o principio de recesión, que trasmiten a la ciudadanía la sensación de que el ejecutivo actúa de forma rápida y eficaz con los pocos medios a su alcance para ayudar a paliar el incremento del paro.

Porque ante una crisis internacional como la actual, provocada por el incremento desmesurado del precio del petróleo y las quiebras bancarias provocadas por las hipotecas basuras, poco puede hacer el equipo económico de Zapatero que no sea contarle a los españoles la verdad de la situación y trasmitir la convicción de que se conoce y se controla la situación. Además de una serie de medidas, como en este caso del plan Renove , que utilizadas en su momento adecuado pueden echar una mano a sectores que empiezan a tener problemas.

El plan Renove permitirá, además, sacar de las carreteras a los vehículos de más de diez años que habían vuelto a hacerse los amos de la pista y que se vendían como churros en los últimos meses, precisamente a la gente más joven, los que menos sensación de riesgo tienen al volante.

Ahora, que se han conseguido cifras récord en el descenso del número de muertos en accidentes de tráfico y que parece que estamos saliendo del vergonzoso honor de ser unos de los países europeos con más fallecidos en las carreteras, el incremento de coches viejos no era un dato alentador. Otro argumento positivo es el de la contaminación. Los coches viejos contaminan en tal proporción que no deberían circular. Toda la normativa que ha obligado a los fabricantes, a introducir en los nuevos modelos componentes para reducir las emisiones de contaminantes a la atmósfera, es ya por sí misma un sólido argumento para ayudar a convertir en chatarra un vehículo con más de diez años.