LOS PLANTIGRADOS del zoo de Rostov (Rusia) lograron aletargarse el jueves, cuando deberían haberlo hecho en noviembre. Las altas temperaturas que vive el país, las más altas desde 1879 y con 10 grados por encima de lo habitual, alteraron el reloj biológico de los animales, que se vuelven agresivos si no duermen.