"Los toros son cultura y los toreros son los últimos héroes del siglo XXI. Ningunear la fiesta al nivel de una charlotada o un simple espectáculo es degradarla", dijo ayer José María Jurado (Sevilla, 1974), el autor del 50 por ciento de Plaza de Toros (Editorial La Isla de Siltolá), un libro del que no puede afirmarse a ciencia cierta si está formado por ilustraciones que acompañan a pequeñas piezas poéticas o al revés. La otra mitad, la de los dibujos, corresponde a Pablo Pámpano (Madrid, 1969). Ambos presentaron ayer la obra en la que crecieron, Cáceres, en el ambiente taurino que se adueña durante estos días de feria del Hotel Extremadura.

Lo hicieron con la ilusión que supone siempre dar a conocer en casa algo que han alumbrado con máxima ilusión y un barniz reivindicativo. La publicación se fundamenta en una peculiar estructura en la que las ilustraciones de Pámpano se fusionan con los textos de Jurado, a los que aportan otra dimensión. "De papel y oro", como ajustadamente se señaló en el acto, en el que también estuvo presente el autor del prólogo, Lorenzo Clemente, abogado cacereño especializado en cuestiones relacionadas con la tauromaquia.

Plaza de Toros , dedicado al popular sacerdote Pacífico Martínez, glosa breve y líricamente figuras de siempre (Juan Belmonte, Joselito el Gallo, Manolete, Pepe Luis Vázquez, Curro Romero, Rafael de Paula y Antonio Ordóñez), pero también se detiene en estrellas actuales (Morante de la Puebla). Especialmente llamativa puede resultar la pieza dedicada a José Tomás, escrita antes de su grave cogida en México, que empieza diciendo, de forma en cierto modo profética: "Has abierto las puertas de la Muerte toreando en el vértice del miedo".

Reivindicación

"Este libro es, sobre todo, un objeto bello", destacó el autor de la parte literaria, que recordó lo especial que era para él cuando, siendo niño, pasaba todos los días por la plaza de toros cacereña en el autobús escolar. Curiosamente, el dibujante no comparte su gran afición por los cosos y realizó su parte en el libro inspirándose en los textos que le iba pasando Jurado. "Sus dibujos tienen una gran plasticidad y belleza", destacó uno sobre otro, enfrascados en su particular simbiosis. La publicación gravita alrededor del coso de La Maestranza de Sevilla, un lugar que el escritor, que recientemente también publicó el poemario La memoria frágil , frecuenta durante la temporada taurina. Más que una presentación de un libro, fue una encendida defensa de la denominada "fiesta nacional". Su libro puede interesar incluso a quienes no sean aficionados taurinos y quieran dejarse llevar por sus palabras y sus ilustraciones.