Un equipo de cirujanos dirigido por el doctor Pedro Cavadas realizó ayer, en el Hospital La Fe de Valencia, el primer trasplante de cara practicado en España y el octavo del mundo. El receptor es un hombre de 43 años que ha recibido los tejidos faciales de otro de 35 años fallecido en un accidente de tráfico. En la intervención participaron 30 personas que estuvieron en el quirófano durante más de 15 horas.

Tras la extenuante operación, Cavadas confirmó que el enfermo "evoluciona favorablemente", pero se negó a dar más detalles hasta estar seguro de que no surgen complicaciones. Otros especialistas explicaron a este diario que el receptor vivirá ahora las horas más difíciles, ya que hay que ajustarle la potente medicación contra el rechazo y proporcionarle apoyo psicológico para asumir su nuevo rostro, una cara desconocida que podrá ver por primera vez dentro de cuatro o cinco días.

EN CASOS EXTREMOS El trasplante de cara es una técnica experimental que solo se aplica en los casos más extremos a pacientes que no tienen solución médica. La intervención no tiene nada que ver con la cirugía estética, se practica a enfermos que tienen la cara totalmente desfigurada, normalmente consecuencia de traumatismos o quemaduras. En la mayoría de los casos, los afectados no pueden hablar ni comer con normalidad, e incluso a veces les cuesta respirar.

Solo hay tres hospitales autorizados a practicar la operación en España: La Fe de Valencia, que ha sido el pionero, el Virgen del Rocío de Sevilla y el del Vall d´Hebron de Barcelona. Además de reunir las condiciones médicas exigidas, los pacientes deben superar un examen psiquiátrico para evaluar si serán capaces de asumir su nueva situación y seguir el tratamiento farmacológico que deberán tomar de por vida.

"Tras el trasplante llega un largo posoperatorio de dos o tres meses, en los que se ajusta la medicación y se les ayuda a asumir el nuevo rostro. A veces se sienten decepcionados con el resultado y, cuando ven por primera vez su nueva cara, se extrañan porque en el espejo hay alguien diferente, con rasgos familiares como la expresión de los ojos, pero que en el fondo es una cara que no es la suya original ni tampoco la del donante, y que debe volver a conocer", explicó ayer Joan Pere Barret, jefe del área de cirugía plástica y de la unidad de grandes quemados del hospital barcelonés que dirigirá al equipo que llevará a cabo el primer trasplante de cara en este centro sanitario cuando se encuentre el donante adecuado.

APOYO FAMILIAR "Por eso es muy importante que los médicos les expliquemos qué pueden esperar y que cuenten con un gran apoyo social, familiar y psicológico tras la operación", añadió el cirujano, que considera que se está "yendo muy deprisa" a la hora de mostrar los resultados de estos trasplantes a los medios de la comunicación.

El coordinador de trasplantes del hospital barcelonés Vall d´Hebron, Pere Salamero, confirmó que estos primeros días son muy complicados, y que tras el posoperatorio se abre un periodo de unos seis meses en el que el paciente ha de aprender a mover la nueva cara que le han transplantado.