Las aguas subterráneas son las grandes olvidadas en la deficiente gestión sostenible del agua en España. El subsidio tradicional para las grandes obras de aguas superficiales (embalses...) para una ruinosa agricultura continental, sometida a los vaivenes de una Política Agraria Común (PAC) manirrota, ha ocasionado un gravísimo deterioro territorial y económico y no tiene en cuenta el que las aguas subterráneas cuadruplican en eficiencia a las superficiales, son indemnes a las sequías e interiorizan costes que también deberían asumir los consumidores de aguas superficiales. Precisamente, el regadío que menos cobra subvenciones y que emplea su dinero en extraer aguas subterráneas es el más rentable, todo lo contrario que el que se surte desde pantanos.

Por otro lado, este abandono ha fomentado su deterioro, pues siete de los nueve acuíferos extremeños sufren problemas de contaminación agraria difusa, que pone en peligro esta fuente de abastecimiento. Recordamos que la Directiva Marco del Agua, de obligado cumplimiento, pivota sobre el buen estado ecológico y la calidad de los acuíferos, lo que choca frontalmente con el secular desgobierno hidráulico de España.

*Pedro Brufao Curiel ha sido Asesor Científico del Proyecto Aguas Subterráneas de la Fundación Marcelino Botín. Autor de ´Subvenciones agrarias, desarrollo rural y medio ambiente´ (Comares. Granada. 2007) y ´La revisión ambiental de concesiones y autorizaciones de aguas´ (Bilbao. 2008).