La Comunidad de Labradores y Ganaderos de Almendralejo ha vuelto a salir en defensa de los agricultores y ha exigido al Gobierno de Extremadura y a la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA) que velen por el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria que pasa por no vender a pérdidas durante la próxima campaña de recogida de la aceituna de molino en Tierra de Barros. A través de un comunicado insisten en que no se incurra en el "fraude" del que fueron víctimas los agricultores durante la reciente campaña de aceituna de verdeo, donde se pagó un 20 por ciento menos de lo que suponían los costes de producción.

Juan Jesús Rama, presidente de la comunidad de labradores, considera que el precio que deberían pagar intermediarios, puestos y almazaras por el kilo de aceituna de molino debería estar entre 0,50 y 0,55 euros por kilo con un rendimiento medio del 18-20%. "De lo contrario, volveríamos a incurrir en la venta a pérdidas y convertiría la agricultura tradicional en esta zona en una actividad totalmente insostenible".

Desde la comunidad de labradores han advertido que el aceite de oliva virgen extra nuevo en Jaén ya está pagando en origen 3,6 euros, por lo que los precios que considera oportunos para la aceituna negra "no son nada descabellados, máxime si tenemos en cuenta que el verdeo fue un auténtico fiasco sin justificación alguna".

Recomendaciones a los agricultores de Almendralejo

La comunidad de labradores ha recomendado a los agricultores que vendan sus productos con un análisis de rendimiento que, previsiblemente, debería ser mayor transcurridos unos días por las precipitaciones. Otra alternativa propuesta es la búsqueda de intermediarios, comercializadores y almazaras externas solventes dispuestas a pagar un precio justo a los productores para que, previo contrato garantizado, se vendan a ellos. "Si la agricultura no es rentable por sí misma, después del incremento en un 25% de los costes, es imposible que lo sea para muchos productores que se plantean la posibilidad de sustituir los cultivos tradicionales, abandonarlos o reestructurarlos para su mecanización, con la pérdida importante de mano de obra que eso conlleva en una región ya azotada por el paro".

Desde este colectivo señalan que no cuestionan el precio al que se vende el aceite de oliva virgen extra en supermercados y grandes superficies, sino que defienden que se pague a los agricultores un precio justo por la materia prima. Al mismo tiempo invitan a los productores a reflexionar sobre estos números y vean los porcentajes de los productos finales que se incrementan, en ocasiones, en 300% de lo que percibe el agricultor por la aceituna.