IV Jornadas LGTBI de Monesterio

El ayuntamiento hace un balance muy positivo de la semana de actividades LGTBI de Monesterio

La programación se cerró con el pregón de Carmen Colorado, basado en su propia historia

“No sabía como contarlo en casa. No podía ocultarlo más”. Pasado el trance “el miedo se esfumó y empecé a ser yo”

Reconocimiento municipal a Carmen Colorado tras su pregón

Reconocimiento municipal a Carmen Colorado tras su pregón / Rafa Molina

 El pregón de Carmen Colorado Ferreira y la velada musical con DJ Roberto Corrales, en la plaza de Triana, cerraron una semana de actividades conmemorativas con el colectivo LGTBI en Monesterio. Actividades infantiles, teatro, exposiciones, concurso de carteles, la proyección de un documental, la presentación del libro de Fernando Olmeda, o un pasacalles, formaron parte de las acciones desarrolladas por el ayuntamiento en colaboración con diferentes instituciones y organizaciones.

 A modo de balance, la alcaldesa, Loli Vargas, ha destacado que “la participación cada vez es mayor”, con lo que “nos sentimos muy satisfechos por esta fiesta de visualización hacia el colectivo”.

Pregón

 La organización eligió a la joven escritora de Monesterio, Carmen Colorado Ferreira como pregonera. En su discurso, la protagonista exteriorizó su propia historia, ante quienes acudieron hasta la Plaza de Triana, para participar en la jornada de clausura de la semana LGTBI.

 Ser pregonera supone “una gran responsabilidad”, que, no obstante, Carmen no quiso desaprovechar. La misma noche en que se lo propusieron comenzó a escribirlo, “Y, como el resto de mis proyectos literarios, fluyó”. Carmen exteriorizó su propia historia. A sus padres se lo contó en una carta: “Aproveché la ocasión de estar estudiando fuera para hacerlo”. Y para su fortuna, “mi verdadero yo fue recibido con los brazos abiertos”.

Desfile del Orgullo por las calles de Monesterio el pasado sábado, 17 de junio

Desfile del Orgullo por las calles de Monesterio el pasado sábado, 17 de junio / Rafa Molina

 A partir de ese momento la familia comenzó a enterarse, “algunos decían que era demasiado evidente”. ¡Qué le voy ha hacer!, matizaba la pregonera, para quien uno de los momentos más difíciles fue contárselo a su abuela. “Fui incapaz”, pero, su madre supo salir al quite “directa y sin pensarlo”. Un día, su abuela se fijó en la pulsera del colectivo que Carmen lucía en su muñeca. Me preguntó qué significado tenía. “Me puse muy nerviosa. Pero ahí tenía a mi madre, que ante mi silencio soltó: Mamá, que le gustan las mujeres”. La abuela respondió, “bueno, mientras no seas la tía soltera de mi familia, me da igual”. Lo único que pensó Carmen en aquel momento fue “No puedo quererla más. Me acepto sin ni siquiera pensarlo”.

Orgullosa

 A partir de ese instante “el miedo se esfumó. Empecé a ser yo más que nunca”. Carmen cerró su pregón con un alegato a la libertad. “Sigamos subiendo peldaños por nosotros y por ellos (aquellos hombres y mujeres que tuvieron que esconderse y fingir ser personas que no son), se lo debemos y nos lo merecemos”, expresó la pregonera, antes de referirse al amor, “como el arma más poderosa de este mundo, que puede cambiarlo a mejor”. Estemos “orgullosos” de ser como somos, que “nadie nos obligue a tener vergüenza o miedo por ello”. Lo importante, “es encontrar a alguien, hombre o mujer, con objetivos comunes, con quien conectes de verdad”, expresó la pregonera.

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