Nunca sabemos a ciencia cierta cuándo se van a apagar nuestras luces, sin embargo, al recibir un diagnostico terminal, todo paciente sabe que irremediablemente debe preparase para lo peor.

Para los que no lo hemos experimentado, se vuelve casi imposible saber qué pasa por la mente de todas esas personas que saben, al menos con breve antelación, cuando será el final.

Y esa es precisamente la información que, a través de sus años de trabajo con pacientes en estado terminal, ha acumulado la enfermera australiana Bronnie Ware, quien ha decidido compartirlo en un blog contando las cinco cosas de las que más se arrepienten aquellos que ven cerca el fin de sus vidas.

  • No haber vivido una vida más auténtica, no haber tenido el coraje de hacer lo que uno quiere en cada momento. Muchas veces nos sentamos a meditar acerca del curso de nuestra vida, acerca de tomar riesgos o no. Y a menudo resulta complicado para la mayoría abandonar la zona de confort.
  • No haber trabajado tanto, disfrutar de la vida sin el estrés laboral. No haber tenido más tiempo para ti. Existe el mito de que se debe trabajar duro para lograr tus metas. En parte es cierto, pero también disfrutar del camino es fundamental, recordemos que la moneda más valiosa siempre es nuestra salud y nuestro tiempo.
  • No haber tenido valentía para expresar sentimientos. Una conducta común en seres humanos es reservarnos lo que sentimos o cómo nos sentimos respecto alguien o algo, sin embargo, parece ser un peso que se va cargando hasta el final de nuestros días.
  • No haber mantenido las amistades y haber dejado que desapareciesen con el paso del tiempo. Ya sea por malos entendidos o por movernos de ciudad o perder el contacto, muchas personas valiosas entran y salen de nuestras vidas. Aunque pase el tiempo, debemos pelear por mantener cerca, o al menos el contacto, con aquellos que nos hacen felices.
  • No ser más feliz. En general, muchos de estos pacientes contaban a esta enfermera que le hubieran encantado ser más felices. Esta es una de las lecciones más duras, porque muchas veces olvidamos o fallamos en juzgar qué nos hace realmente felices. La felicidad quizás es la acumulación de muchos pequeños momentos todos los días, por lo tanto, no pierdas la oportunidad de aprovecharlos.