Cuando los urólogos, ginecólogos, cirujanos pediátricos u otros especialistas de medio mundo llegan a los cursos y encuentros del Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres, generalmente se muestran impresionados por las instalaciones y los medios tan avanzados. "No esperan encontrar un espacio de este tipo en Cáceres, pero tampoco en España. Se trata de un centro de referencia en el ámbito internacional, único en su clase y en el mundo, por lo que aquí se hace y cómo se hace", explica José Luis Amores, responsable comercial y de marketing del centro.

Entre otras funciones, el CCMIJU ofrece a los especialistas médicos la posibilidad de formarse en técnicas quirúrgicas de vanguardia, superando todas las fases preceptivas antes de intervenir a pacientes. Pero también realiza la investigación preclínica de los nuevos medicamentos que sacan los laboratorios, y de los dispositivos médicos que diseñan empresas de distintos países.

13.400 especialistas

La formación es un pilar básico del centro, por el que ya han pasado más de 13.400 especialistas médicos de numerosos países desde 1995, con el objetivo de aprender los últimos avances en cirugía mínimamente invasiva. El CCMIJU aplica un sistema de formación piramidal, también único en el mundo, que tiene su correspondiente certificación. Lo primero que se enseña a los profesionales que acuden a los cursos son los medios con los que van a trabajar y la ergonomía, es decir, el mantenimiento de una postura correcta para que el cirujano pueda sobrellevar intervenciones largas sin que su estado físico se resienta y sin menoscabo de su trabajo.

De hecho, el CCMIJU también es un centro de referencia en este aspecto. "Tenemos quirófanos especialmente dotados de sensores para la medición del comportamiento ergonómico, de modo que el movimiento del cirujano pasa a un modelo 3D, se analiza y se hacen las correcciones", indica José Luis Amores.

El proceso formativo del centro, esencialmente práctico, continúa con intervenciones. Primero con modelos inorgánicos, bien en simuladores con órganos artificiales, o bien con un sistema de pletinas patentado por el CCMIJU que aglutina toda la experiencia del centro. El cirujano aprende así a utilizar el instrumental y a realizar todos los procedimientos necesarios.

Cuando los profesores lo consideran oportuno, los médicos que realizan los cursos formativos pasan a experimentar con tejidos orgánicos, es decir, con órganos animales (generalmente se obtienen en mataderos) que ayudan a perfeccionar la técnica.

De nuevo con el visto bueno de los profesores, los alumnos pasan a la fase con animales de experimentación para simular las máximas condiciones de realidad antes de intervenir a las personas, un requisito obligatorio que el CCMIJU intenta minimizar con el refuerzo de las fases previas, por ejemplo con la creación de órganos y simuladores artificiales.

Esta pirámide de formación tendría otro paso más a través de teleconferencias, telemedicina y otras aplicaciones destinadas a seguir apoyando a los profesionales que han asistido a los cursos en sus puestos de trabajo (clínicas, hospitales...). Además, los 600 especialistas que colaboran con el CCMIJU desde distintos puntos también se ponen a disposición de los alumnos que acaban los cursos, para ir a sus centros sanitarios y seguir in situ sus primeras intervenciones debidamente tutorizados y monitorizados, a fin de evitar cualquier contratiempo.