Ir por delante de la enfermedad. Ése es el leit motiv de la Unidad de Consejo Genético en Cáncer Hereditario de Extremadura, que este mes de noviembre cumple doce años con «muchas historias» a sus espaldas, las de 620 personas a las que ha guiado en el camino de la prevención de esta enfermedad.

Se trata de una unidad de referencia regional, ubicada en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, y centrada especialmente en los cánceres de mama, ovario y tumores vinculados al síndrome de Lynch, fundamentalmente de colon. Su misión principal es identificar a personas que portan mutaciones genéticas que aumentan las posibilidades de poder desarrollar un cáncer a lo largo de su vida, partiendo de la base de que un 10% de ellos son hereditarios.

Ahora bien, «tener la mutación no es sinónimo de tener cáncer», pero sí abre la puerta a una vigilancia más intensiva que evita el sufrimiento asociado a esta enfermedad para quien la padece y su familia, según explica a la agencia Efe el oncólogo Santiago González, coordinador de la unidad, quien se muestra «muy satisfecho» por el trabajo realizado por todo el equipo en estos doce años. «Son muchas historias», confiesa.

Porque esta unidad tiene posibilidades insospechadas hasta hace unos años en la medicina. «Lo que podemos hacer, si conocemos que somos portadores, es ir por delante de la enfermedad y prevenir». De hecho, desde su apertura, la unidad ha estudiado a 1.200 familias por considerar que existía una alta probabilidad de que tuvieran una mutación, lo que resultó positivo en 233 de ellas.

HAY SOLUCIONES / Una vez determinadas las personas que presentaron mutación (620), lo que supone que su riesgo de tener cáncer está «muy incrementado», se les han ofrecido dos caminos. Por un lado, la intensificación de la vigilancia, lo que aumenta la probabilidad de diagnosticar el cáncer en fases muy iniciales, cuando el porcentaje de curación es «altísimo», destaca González.

La otra opción es practicar una cirugía profiláctica, algo por lo que han optado unas doscientas mujeres extremeñas --portadoras de mutación genética-- para evitar el cáncer de ovario mediante la extirpación de los mismos y las trompas de Falopio, a través de cirugía laparoscópica. Otras 80 mujeres han dado el paso a la extirpación de las mamas para prevenir también la enfermedad.

También se procede con antelación en las colonoscopias que se realizan periódicamente a personas con una probabilidad del 70-80% de padecer cáncer de colon, ya que permiten «sacar pólipos cuando aún están en fases muy iniciales y no han malignizado».

Todo ello «nos evita grandes disgustos» y supone además un ahorro de costes al sistema sanitario, pues la Unidad del Consejo Genético es «infinitamente más barata» que los fármacos para tratar la enfermedad, de ahí que González, aún valorando los pasos dados estos años --se ha pasado de una a tres consultas y se ha adquirido tecnología de última generación-- reclame un mayor impulso.

En esto mismo coinciden sus compañeros del Laboratorio de Cáncer Hereditario, que desde 2015 cuenta con un secuenciador de última generación, que ha permitido mejorar la rapidez y la amplitud de los estudios. Como retos futuros se marcan poder analizar otras enfermedades, nuevos pasos que requieren personal y tecnología, porque no dejan de descubrirse genes implicados en la herencia.