El Síndrome del Túnel del Tarso es una patología que comprime un nervio a la altura del tobillo y produce dolor de talón, muchas veces irradiado a otras zonas del pie, sensación de quemazón, calambres, adormecimiento y otro tipo de síntomas. Estas molestias se pueden producir tanto en reposo como en movimiento, de modo que quienes lo padecen ven limitados sus desplazamientos: muchas veces no pueden caminar distancias medias, incluso pequeñas, ni tampoco hacer deporte. La cirugía que se aplica tradicionalmente para liberar ese nervio obliga a realizar una incisión de 4-8 centímetros, a veces incluso de 12, en una zona especialmente delicada. Pero un podólogo y fisioterapeuta cacereño ha conseguido realizar esta misma operación con éxito mediante un minúsculo corte de solo 2 milímetros.

Alejandro Fernández Gibello, nacido en Cáceres hace 27 años y actualmente profesional de la Clínica Vitruvio de Madrid, además de profesor de postgrado en la Universidad La Salle, adscrita a la Autónoma, ya efectúa esta intervención de forma frecuente en sus pacientes. Se trata de un nuevo tipo de cirugía que cada vez tiene más presencia, la denominada cirugía ecoguiada, mucho menos invasiva incluso que la artroscópica, laparoscópica o endoscópica, que practican incisiones de medio centímetro. «En este caso se reducen a 2 milímetros, hablamos de cirugía ultramínimamente invasiva», indica el especialista.

Pues bien, Alejandro Fernández ha sido el primero en publicar y describir la técnica con excepcionales resultados a los casos de Síndrome del Túnel del Tarso. «Se trata de un atrapamiento de un nervio y de sus diferentes ramas cuando pasan por la zona interior del tobillo. El exceso de presión llega a comprimir las estructuras y aparece un dolor en el talón que se confunde muchas veces con fascitis plantar: la persona siente que le arde la planta del pie, hormigueo y otras sensaciones», explica.

Tradicionalmente ha sido necesario realizar una incisión con bisturí, en ocasiones hasta la planta del pie, que varía desde los 4 centímetros hasta los 12. «Por tanto se genera una cicatriz bastante notable, el proceso de cura y rehabilitación es más doloroso, y cuando esa cicatriz tiende a endurecerse al cabo del año, empieza a comprimir los nervios y puede repetirse el problema», detalla el especialista. En cambio, con esta nueva técnica es posible hacer una incisión muy pequeña e introducir el instrumental por ella de forma ecoguiada, es decir, guiándose con un ecógrafo. «Así evitamos dañar ningún tipo de nervios, arterias o venas, llegamos a posicionarnos en la zona correcta y cortamos la estructura que está creando la compresión. Se trata de un corte de entre 4 y 6 centímetros pero siempre interior. Por tanto, cuando acabamos solo necesitamos poner puntos de aproximación a modo de tirita por la pequeña apertura milimétrica. Con eso sería suficiente», detalla el podólogo.

De este modo el paciente se ahorra muchas complicaciones y dolores postquirúrgicos, ya que no tiene ninguna cicatriz ni lesiones en la piel, que es precisamente donde se encuentran la mayoría de las terminaciones nerviosas. «La cirugía abierta te obliga a cortar la piel, la grasa, el músculo y el ligamento, son muchas estructuras sanas que hay que dañar. Con esta nueva técnica se dejan intactas», sostiene.

SIN INMOVILIZACIONES / La recuperación también se acelera sobremanera: en lugar de necesitar un periodo de inmovilización, muletas e incluso heparina (anticoagulante contra posibles trombosis), el paciente sale caminando del quirófano, solo necesita un zapato postquirúrgico y a la semana ya anda con normalidad. Al no abrir el tejido en un quirófano, se reducen también las posibilidades de infección.

Esta ventaja resulta especialmente importante para las personas que padecen un tipo de diabetes que cicatriza mal y que por tanto deben evitar exponerse a cirugías abiertas (les puede acarrear serios problemas). «Además, el Síndrome del Túnel del Tarso afecta frecuentemente a personas diabéticas, que tienden a sufrir neuropatías, es decir, lesiones de los nervios, sobre todo en las zonas más alejadas del corazón, como los pies», desvela el especialista. De hecho, centrará en este ámbito su doctorado de Medicina y Cirugía, tras superar su grado en Podología y Fisioterapia en la Universidad Europea, y finalizar cuatro másteres en Cirugía de Mínima Invasión, Medicina Integrativa, Medicina Ortomolecular y Terapia Manual en Control del Dolor.

Hay que destacar que el Síndrome del Túnel del Tarso es una patología infradiagnosticada, es decir, muchas personas la padecen y lo desconocen. «Sabemos que el 15% de la población adulta con problemas en los pies sufre dolor en el talón, y el 88% de estos pacientes crónicos tiene algún grado de atrapamiento. Es una patología que se confunde mucho con las típicas fascitis plantares», indica el podólogo. Se trata de un síndrome menos frecuente en niños, pero a partir de la edad adulta lo pueden padecer personas de cualquier edad, sean o no deportistas.

Alejandro Fernández inició esta técnica dentro de un trabajo fin de máster, con el apoyo del equipo de la clínica Vitruvio y con el respaldo del director del proyecto de investigación, un anatomista de la Universidad de Medicina de Innsbruck (Austria). Es el primero en describir la técnica y publicarla en una revista científica de impacto internacional, y espera que poco a poco se vaya extendiendo dadas las ventajas que presenta.