La mirada

Cosas de aquí, de allá y acullá

La noticia de uno de los párrocos de Don Benito ha vuelto a dar pie a los carroñeros de siempre, para poner a funcionar el ventilador y salpicar...

Llegada a los juzgados del cura de Don Benito.

Llegada a los juzgados del cura de Don Benito. / EL PERIÓDICO

Antonio Pariente

Antonio Pariente

Las noticias de uno de los párrocos de Don Benito (pertenece a la Diócesis de Plasencia) ha sobresaltado un poco al mundillo eclesial extremeño

No es que nos haya cogido de sorpresa, porque con la que está cayendo, ya estás preparado para casi todo. La noticia ha vuelto a dar pie a los carroñeros de siempre, para poner a funcionar el ventilador y salpicar no solo al que pase cerca, sino metiendo a todos en el mismo saco.

¡Qué pena! Y ¡qué injusticia!

Los fieles a esta columna, ya sabéis su opinión sobre la manera de actuar en estos casos. Esta lacra solo se combate con la trasparencia y la máxima información sobre todo lo que pasa, nada de ocultar o poner paños calientes, nada de echar balones fuera, o tomar medidas que pretendan encubrir lo que sucede. El Papa Francisco nos marca el camino y ese es el de la verdad, favoreciendo todo lo que conduzca a adelantarnos a lo que pueda pasar.

Me ha llegado al alma, esta semana, la comparecencia de Juan Carlos Unzué, con pasado futbolero, de portero bajito, en equipos de primera, y ahora gran batallador en la lucha contra el ELA (enfermedad que él padece). Defensor implacable de los derechos de los enfermos, y colaborador en todo lo que se le pide para recoger fondos que se destinan a las investigaciones científicas sobre esa enfermedad ahora incurable.

Sus palabras en el Congreso de Diputados, echando en cara a sus señorías su ausencia en la sesión en la que los enfermos querían poner de manifiesto su situación (solo asistieron cinco de los trescientos y pico que son), y en la que pedían un puñado de millones imprescindibles para avanzar en sus proyectos han resonado como campanadas que llaman a feligreses que no existen. No sé si esos millones llegarán, pero me parece IMPRESENTABLE la conducta de los representantes del pueblo. ¡Qué pena!

Don Jesús acaba de cumplir dos años como Obispo en Coria-Cáceres. Ya ha tenido tiempo de conocernos y de saber hasta dónde llegamos. Esperamos que siga marcándonos el camino por donde encaminar nuestros pasos. El trabajo es duro y difícil, pero necesitamos proyectos que nos ayuden a superar ese individualismo que muchas veces empequeñece las cosas que hacemos.

¡Felicidades! Don Jesús y mucho ánimo en su labor.