Entrevista al diputado de Reto Demográfico y Espacios Naturales Protegidos

"La despoblación se puede revertir con menos burocracia y teletrabajo"

Conoce de primera mano la realidad de los pueblos pequeños. Él mismo es alcalde del suyo, Navalvillar de Ibor, una pequeña localidad de 400 habitantes en pleno geoparque Villuercas-Ibores-Jara. Para Javier Díaz Cieza (Cáceres, 1984), la política es algo casi innato. Desde niño, aspiraba a llegar al ayuntamiento y esa pasión intentará inculcar a sus hijos recién nacidos. Encadena su tercer mandato desde 2015 y su segunda legislatura como diputado, ahora de Reto Demográfico y Espacios Protegidos

El diputado Javier Díaz Cieza.

El diputado Javier Díaz Cieza. / CARLOS GIL

Ha cumplido 40 años y milita desde los 25, más de la mitad de su vida, ¿qué le llevó a la política?

La política siempre ha despertado mi interés. Desde pequeño, a mi madre le hablaba de un futuro en el que sería alcalde. 

Y repite usted como diputado, esta vez con otro área, Reto Demográfico, uno de los grandes desafíos de la provincia y uno de los asuntos que abanderó la anterior presidenta Charo Cordero. 

Es un cambio brusco, radical. Charo Cordero fue la que me inculcó los valores que tengo. Cuando empecé en política, a una de las primeras personas que conocí fue a ella y me impactó muchísimo. Contra todo pronóstico, llegué a la diputación. Al ser de un pueblo pequeño no es fácil, tienes que tener una persona que apueste fuerte por ti y esa fue Charo. Llegó y lo revolucionó todo, nos dotó de muchos servicios. Para los pueblos pequeños con tan pocos recursos, tener el respaldo de la diputación es vital. En todas las decisiones que tomo, pienso qué haría ella. 

¿Es más difícil ser alcalde o diputado?

Ser alcalde. Todo el mundo tiene mi teléfono. Todo el mundo sabe donde vivo. Es algo a lo que dedicas las 24 horas los siete días de la semana. Es una política muy intensa pero la más reconfortante. Cuando ves que tu pueblo avanza, toma todo el sentido estar política. Cuando quise ser alcalde, la situación de mi pueblo era desastrosa. Tenía una deuda que rondaba el millón de euros. Aunque seguimos perdiendo población, conseguimos revertir la situación y prestamos muchos servicios a los vecinos. Queremos que quien se quiera ir es porque decida irse, no porque no le demos las oportunidades para quedarse. 

En relación a esa pérdida de población , ¿qué le ha faltado a Cáceres para que una generación de jóvenes no haya querido quedarse? 

Hay varios factores. A partir de los años 80, con las políticas de los gobiernos socialistas, las universidades se llenaron y se empezó a ver la vida con otra perspectiva en la que no todo era el campo. Los hijos de obreros, como es mi caso, tuvieron oportunidades de estudiar y eso nos permitió llevar una vida diferente. Esto provocó que mucha gente se marchase porque no querían trabajar en el campo, es muy duro, está mal pagado y no tienes días libres. También hubo políticas erróneas que se llevaron a cabo en el pasado y han pasado factura. Hay que hacer autocrítica de las cosas que se han hecho mal y aprovechar lo que se está haciendo bien y todas las oportunidades que vienen.

¿La despoblación puede revertirse o es algo irreversible, tal y como aseguran ya algunos expertos?

Yo creo que se puede revertir. En nuestro caso, se nos abre una ventana muy importante con la gigafactoría de Navalmoral. Puede ser un antes y un después. Y provoca un efecto llamada para más empresas, como la fábrica de cartonaje. Puede cambiar la tendencia. Los pueblos tenemos la cercanía y las viviendas más baratas y eso abre la puerta a que las personas decidan venir. Otra ventana es el teletrabajo. 

Esto es la constatación de que el futuro de los pueblos ya no está solo en el campo, ¿está en la industria?  

Tiene que haber un desarrollo sostenible. Al campo hay que seguir prestándole atención, y a la gente que se dedica al campo dejarles trabajar, no agobiarles con tanta burocracia porque eso desanima a la gente. Mi pueblo tiene una dehesa boyal y no tenemos cabreros porque el rendimiento es escaso y están atados con tanta burocracia. Es importante facilitar la incorporación de la gente al campo y por supuesto, la industrialización es necesaria. 

¿Y cómo se hace atractivo que los jóvenes quieran ser cabreros?

No es fácil. Nosotros ofrecemos los pastos gratuitos para hacer efecto llamada pero aún así tenemos solo dos ganaderos. Mi ilusión es volver a ver el campo vivo.

De hecho, los datos no son alentadores. Extremadura es una de las regiones en las que la despoblación es más acusada, 4 de 10 pueblos están en riesgo de desaparecer, ¿cómo afronta esas cifra?

Prestando cada vez más servicios para equipararnos con las ciudades. Tenemos varias partidas importantes para atraer población. Trabajamos en la exclusión financiera. La diputación dijo que todos los pueblos tendrían servicios bancarios y ahora saldrá la convocatoria. Tenemos que equiparar en servicios todo lo que hay en las ciudades y la gente no se vea obligada a irse. Antes, una persona con 20 años ya tenía en la mente que se tenía que ir del pueblo porque no había más. 

Y a la hora de garantizar esos servicios desde la diputación, ¿la gran dispersión en Extremadura compromete el gasto público?

Las administraciones debemos estar para ayudar a la gente. A veces se invierte dinero en otras cosas que no son necesarias y por ejemplo, algo como un cajero en el que una persona mayor puede ir a cobrar su pensión es darle vida a un pueblo. Esa es la línea correcta. Charo empezó con esa lucha y debemos abanderarla nosotros. 

¿Y cree que el sistema que se sigue en educación en zonas rurales y más dispersas como los centros rurales agrupados (CRA) podría ser extensible a otros servicios? 

Sí. Hubo una época en los 90 en la que todos los pueblos tenían que tener un pabellón. Pienso que no debería ser así, sino que grupos de pueblos que estén en un ratio de 15 kilómetros pueden tener servicios comunes, uno tiene una piscina y otro que tenga el pabellón. Pero una farmacia, un bar o una oficina bancaria son esenciales, no se pueden dispersar. Todos los pueblos deben tenerlos. Para mí es un orgullo ser de Navalvillar, mis niños han nacido allí y quiero que el día de mañana se sientan orgullosos de ser de allí. Ahí entra otro problema, la baja natalidad. Tenemos que hacer políticas de conciliación, seguimos a años luz de las políticas que se siguen en el norte de Europa. O pensamos en hacer políticas que nos permitan conciliar la vida laboral y familiar o la natalidad va a seguir bajando.  

El confinamiento amagó con la vuelta de población a los pueblos y permitió cierta conciliación, pero esa vuelta fue temporal, ¿se tomaron referencias para aplicarlas ahora?

Hay que dar la oportunidad a la gente para que puedan teletrabajar en el pueblo. Hay empresas que no están por la labor y ahí tenemos que estar las administraciones, para dialogar y que permitan la conciliación. Esa fórmula sería útil para reponer los pueblos y los colegios, que se quedan vacíos. 

¿Recuperar el canon energético serviría para fijar población? 

Es una manera de compensar a las zonas rurales. Yo pienso que el que más tiene, tiene que pagar más. Para que haya un equilibrio entre los territorios debe ser así. 

Cáceres pierde más población que Badajoz, ¿corrobora este dato la brecha entre provincias?

Esa brecha ha existido siempre. Históricamente, en Badajoz ha habido más inversiones que en la provincia de Cáceres. Ahora, la gigafactoría o la fábrica de diamantes pueden ser un revulsivo para intentar equiparar las dos provincias. También tenemos el problema de la vivienda, un problema grande por los precios desorbitados y ahí, los pueblos tenemos que reaccionar. Por ejemplo, en el pueblo tenemos un programa con casas deshabitadas y queremos buscar financiación para restaurarlas y alquilarlas a precios simbólicos.

Al hilo de las casas abandonadas, en multitud de zonas del norte se transforman en casas rurales, ¿la administración estará al tanto para equilibrar las viviendas de uso habitual con las de uso turístico?

Por desgracia, como la población ha bajado tanto, hay muchas casas libres. Hay mercado para todos.  

Otro de los debates es tratar de evitar que los espacios turísticos sean masivos. 

Nosotros que vivimos en un geoparque si notamos que hay un repunte de casas rurales. Tenemos que conseguir que sea sostenible. Que haya casas rurales pero que haya vivienda para que la gente joven o gente que se jubila y quiere volver.

El presidente de la diputación destacó el ‘Modelo Pescueza’ como ejemplo para combatir la despoblación, ¿es aplicable a todos los pueblos?

Pescueza es referente para pueblos de tamaño del nuestro. Llevan muchos años haciendo las cosas muy bien y de manera sostenible. Al fin y al cabo, las empresas privadas en cuanto ven que algo no es rentable, se van. Muchas veces, la tomamos como punto de partida para dependencia o atención a domicilio.  

Uno de los retos que afronta para hacer frente a la despoblación es la mejora de las comunicaciones, ¿qué papel juega la diputación?

Hemos avanzado mucho en los últimos años porque la red de carreteras está bien conservada, pero tenemos varias deudas históricas como el ferrocarril. Se están haciendo muchas inversiones en los últimos años pero quedan muchas por hacer. También tenemos otro problema importante, hay muchos cortes de luz y se va la señal de la televisión y la cobertura. Aquí hay que redoblar los esfuerzos. Tenemos que seguir trabajando para que las empresas presten un buen servicio.

En relación a otra de las áreas de su competencia, los espacios naturales protegidos, Cáceres es rica en patrimonio natural, ¿qué medidas se implementarán para conservar los espacios?

Desde la diputación llevamos años haciendo políticas para mantener estos espacios, como los senderos o la señalización. Tenemos que hacer un desarrollo sostenible y a la par la consejería debe llevar a cabo actuaciones para conservar en la prevención de incendios o en las reservas de agua. 

De momento Cáceres tiene agua, ¿podría afectar una sequía futura a la provincia? 

La sequía será un problema grande en el futuro. Este año tenemos agua, pero hemos encadenado tres años malísimos. Hay que hacer una tarea de concienciación para que la gente sepa lo que cuesta llevar el agua a los pueblos y lo complicado que es tener reservas de agua. Y luego, tenemos que mejorar las infraestructuras, que en muchas ocasiones, son obsoletas. 

En cuanto a los incendios en espacios protegidos, otro de los problemas de los próximos años. Hace poco hubo uno que se quedó a las puertas de Monfragüe, ¿cómo prevén la temporada?

La diputación hace todo lo posible, porque tampoco tiene competencias en incendios. Tenemos al Sepei. Deben implementarse políticas que favorezcan que los ayuntamientos podamos tener cortafuegos y las fincas limpias. Este verano será complicado y queremos trabajar mucho esta primavera. Me consta que desde Infoex y ayuntamiento están en ello. 

La Junta planteó la posibilidad de que se volviera a cazar en Monfragüe, ¿cómo lo valora? 

La caza es necesaria de forma controlada y moderada para mantener el equilibrio del ecosistema. Además, que genera riqueza. No tiene sentido que no se cace en Monfragüe. n

¿Qué reto se marca para esta legislatura? 

Tenemos muchos a corto plazo. Seguir mejorando las cifras de desempleo. Lo que me gustaría ver que esos números cambian y en lugar de ser negativos, sean positivos.

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