El oro rojo

La recogida de cereza a paso de caracol

 José Antonio Tierno, presidente del consejo regulador de la D.O.P Cereza del Jerte, valora la situación de la actual campaña de recolección y la problemática que envuelve a un sector clave

Selección de cerezas en la Cooperativa Valle del Jerte.

Selección de cerezas en la Cooperativa Valle del Jerte. / Toni Gudiel

La campaña de recogida de cerezas empezó a finales de abril, antes que el año pasado, y va «muy lenta», señaló Jose Antonio Tierno, presidente del consejo regulador de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Cereza del Jerte. Sello de calidad que aparte de cubrir el ámbito geográfico que da nombre a la denominación, ocupa las comarcas del Valle del Ambroz y La Vera. 

Un ritmo pausado marcado como consecuencia del «frío que hizo a últimos de abril y primeros de mayo que ha ido retrasando todo», explicó Tierno. Aun así, se prevé una producción «normal», «no va a ser una super campaña de récord, ni muchísimo menos, más bien, media-baja».

La primera variedad de la temporada, las denominadas Navalindas, acabó dentro de lo previsto, con una recolección de entre 300 y 400 toneladas. De las variedades acogidas a la denominación de origen que son las Navalindas y las picotas, que están por recolectarse, prevén una campaña normal de entre 3.000 y 3.500 toneladas, según los datos que aportó el presidente del consejo regulador. 

Clases de cerezas que todavía los agricultores no han cosechado, puesto que, «en el mes de junio se recolecta el 60 o 70% de la fruta», explicó el director ligado al sello de calidad de las Cerezas del Jerte.

Oro rojo

Tierno destacó la dulzura de las cerezas del Jerte, cultivadas en terrenos secanos, en comparación con las recolectadas en regadío. Variedades autóctonas como la picotas son crujientes y muy dulces, al igual que las navalindas, aunque estas con una textura menos firme. 

Las variedades acogidas a la denominación de origen protegida son cinco, por una parte, las picotas (Ambrunés, Pico Colorado, Pico Negro y Pico Limón Negro) y, por otra, la Navalinda. Aunque en el Norte de Extremadura hay «ciento y pico de clases de cerezas», destacó el presidente de la D.O.P. 

Un cultivo del cual viven en el norte de Cáceres «aproximadamente unas 3.500 familias», subrayó el director del sello de calidad de la Cereza del Jerte. 

En cuanto al importe de venta del fruto en esta campaña, Tierno aclaró que: «el precio hasta ahora ha estado bien, similar al último año, pero ahora se prevé que baje sobre todo porque Aragón tiene mucha producción, al igual que la mayor parte de las zonas productoras de frutas de hueso». 

Aragón posee el mayor número de terreno sembrado con cerezos, 14.000 hectáreas, mientras que Extremadura cuenta con 7.500 hectáreas. «El problema no es que haya bajado la producción en la región, seguimos con una plantación bastante estable desde hace treinta años, sin embargo, en la zona aragonesa ha plantado mucha superficie en los últimos diez años», aclaró el presidente de la D.O.P. Cereza del Jerte. 

Un cambio en el panorama de recolección a nivel nacional, «Aragón ya es el mayor productor de España y antes era Extremadura, imagínate que hace treinta años en la región podía tener 60 o 70% de la producción nacional y hoy en día ocupamos entre el 30 y 40%, aunque estas cifras depende de la campaña», enfatizó el presidente del consejo regulador de la denominación de origen protegida. 

Problemáticas del sector

Los problemas que envuelven el ámbito de la cereza «podíamos copiarlos de cualquier otro sector», expresó Tierno. Entre ellos, nombró: las herramientas de los agricultores, los productos fitosanitarios o la competencia desleal de los productos que llegan fuera de las fronteras de la Unión Europea que no cumplen con las mismas exigencias medioambientales, laborales y que compiten en el mismo mercado con unos costes de producción inferiores. 

Sumados a estos, la falta de mano de obra. Por una parte, en el relevo generacional, «creo que no aumenta las plantaciones porque en general en Extremadura se están yendo a productos intensivos por el simple hecho de la mecanización de la recolección», trasladó el presidente de la D.O.P, que a su vez, señaló un déficit en el número de temporeros, «no solamente en el sector de la cereza sino en toda la fruta en Extremadura». Trabajadores para «un periodo muy corto donde se necesita muchísima gente y no hay tanta disponible», «nadie va a esperar un año entero para trabajar dos meses, si le sale un trabajo con mayor duración, pues evidentemente no estarán disponibles».

Aunque el mayor problema de la cereza cuando está madura es la lluvia, «estamos preocupados por el tiempo siempre, las cerezas sabemos que es un producto muy sensible al rajado», aclaró el director del consejo regulador. Un problema que el sector sufrió en la anterior campaña, «a pesar de lo que ocurrió el año pasado, se han asegurado menos explotaciones». Una bajada en el número de asegurados porque «algunas pólizas se han encarecido el doble de lo que costaba antes asegurar un kilo de cerezas», concluyó Tierno.

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