Roberto Blanco, entrenador del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, consideró tras la derrota de su equipo ante el Detelco GCB (72-64) que en ese encuentro había habido «dos mitades claramente diferenciadas», argumentando que «en la primera estado intensos y concentrados en defensa, que es lo que queremos. Teníamos buena sensación en cuanto a comunicación defensiva. Sabíamos que iba a ser difícil, pero teníamos la esperanza de aguantar hasta el final del partido».

Lo negativo llegó tras el descanso: «En el inicio del tercer cuarto, que parecía que era algo que teníamos ya arreglado, hemos salido muy condescendientes, muy blandos, hemos sido un equipo poco participativo con el balón, que no ha circulado como queremos. No hemos sido el equipo que solemos ser. Hemos empezado a dudar y a tener problemas ante una gran defensa del GBC».

En su lectura de lo sucedido, también lamentó que «cuando hemos vuelto a estar cerca en el marcador, hemos hecho tiros muy rápidos, hemos querido remontar demasiado deprisa. Cada uno quería tener la bola para meterla y nosotros necesitamos jugar mucho en equipo».

Blanco sí se mostró contento porque «siempre intentamos competir al máximo, esta vez en un lugar emblemático» y «ser un equipo incómodo dentro de la legalidad» y eso sí se habría cumplido durante gran parte del choque. Aun así, consideró que «la única alegría» que se llevó de San Sebastián fue el gran recibimiento que tuvo el exjugador del equipo donostiarra Ricardo Úriz. «Me alegro mucho. Se lo ha merecido. Antes de jugar, le he dicho que era un día para disfrutarlo. Es un gran jugador y una gran persona», reiteró.

El Cáceres ya está obligado a pensar en el primer partido de la segunda vuelta, que tendrá lugar el próximo viernes en la cancha del Levitec Huesca.