La clásica entrevista de final de temporada es menos clásica que nunca cuando la temporada tiene un final tan extraño. Nada más lógico que Roberto Blanco Claro (Plasencia, 27-2-1976) sienta como inacabada su tarea de los últimos meses al frente del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, pero al menos este tiempo de confinamiento en su ciudad de adopción, esperando acontecimientos, le ha permitido pensar en profundidad sobre pasado, presente y futuro.

-¿Cómo se siente?

-Triste. A pesar de que era la crónica de una muerte anunciada, como todo el mundo sabe, este el momento definitivo en el que sabes que todo se ha acabado. Era prácticamente imposible, como siempre he dicho, pero siempre quedaba un halo de esperanza porque estaba siendo muy bonita la temporada.

-¿Considera lógico que no se jugase la fase de ascenso?

-Sí. Era desvirtuar una competición que había adquirido una relevancia muy grande, que estaba empezando a ser la LEB Oro de antaño. Veo normal que no sea juegue. Las circunstancias son las que son y hay que aceptarlas de buen grado, aunque uno esté triste.

-¿Carramimbre Valladolid y Detelco Gipuzkoa deben subir a la Liga Endesa?

-Cuando la federación decide que se tiene que se tiene que acabar aquí la competición, son los dos primeros los que tienen que ascender. También entiendo a los que defienden que se han vulnerado ciertos derechos y que podía haber otra opción, pero cuando se interrumpió la liga eran los dos mejores y es lo más justo.

-¿Qué cree que hubiese pasado con el Cáceres de no haberse producido la pandemia?

-Me cuesta pensar que podíamos haber hecho algo superimportante. Es muy fácil decir ahora que hubiésemos dado la sorpresa. Lo que sí es cierto es que estábamos en muy buena línea, creciendo a pasos agigantados. El siguiente paso era siempre el siguiente partido. Nos quedaremos con el buen sabor de boca y no jugaremos a ser futurólogos con lo que hubiese podido pasar.

-El balance era de 6-1 en la segunda vuelta...

-Ya, pero lo único seguro es que hubiésemos seguido trabajando muy duro y hubiésemos llegado a donde hubiésemos llegado.

-Por encima de los resultados, ¿cree que estaban cumpliendo los objetivos que se puso en verano?

-Era lo que deseaba desde el día 1: terminar de recuperar a la afición en cuanto a ilusión tras habernos apoyado tan increíblemente al final de la temporada anterior. Una de mis principales preocupaciones era que el equipo tuviese una identidad y un equilibrio. Sinceramente, creo que eso lo estábamos consiguiendo.

-¿Ha supuesto también una ‘reválida’ suya como entrenador a nivel personal?

-He intentado que la gente supiese lo que trabajamos para conseguir todo esto. Siempre habrá detractores, gente a la que le gustes más y le gustes menos, pero es importante que haya sobre todo respeto por el trabajo y lo hemos logrado. Hemos peleado todos codo con codo de lunes a domingo y eso se ha percibido. En cuanto a las ideas, a unos les gustaré más y a otros menos, pero lo que todos queremos es que nuestro Cáceres tire para adelante. No sé si es una reválida. Lo que sé es que el equipo estaba funcionado. Yo soy la cabeza visible, para que eso sucediese había mucha gente trabajando. Eso es lo que me vale.

-¿El peor momento fue cuando tuvo que dejar a Niko Rakocevic fuera de un partido por un motivo disciplinario? ¿O cuando no pidió tiempo muerto ante el Ourense en el Multiusos para tener una última opción de ganar?

-Lo más doloroso fue cuando tuve que tomar la decisión sobre Niko. Fue muy duro porque he sido jugador y sé lo que te duele no jugar un partido. Como entrenador tengo que tomar decisiones que la gente quizás no entienda, pero que las tengo que tomar. Tras conseguir ganar al Breogán, no lo celebré como habitualmente. Al siguiente partido, él demostró la clase que tiene y fue uno de los artífices de la victoria. Lo que sucedió ante el Ourense en casa no lo borraría: hay que aprender de los errores y aquello lo fue.

-¿Y el mejor momento?

-Seguramente el triunfo en Lugo por las connotaciones que tiene. Siempre ha sido una ciudad de baloncesto que recuerdo con mucho cariño porque allí ganamos el quinto partido de un ‘playoff’ con Carlos Frade como entrenador. También fue estupendo el que sería el último partido, en Ourense, superando al más histórico de los entrenadores de la LEB Oro, Gonzalo García de Vitoria. Lo hicimos sin tres titulares. Me sentí muy orgulloso.

-¿Desde cuándo piensa en la próxima temporada?

-Llevo ya bastante tiempo pensando en ello, sí: cómo funcionará todo, cómo sacaremos adelante el nuevo proyecto... Habrá dificultades, pero las ha habido desde el primer día. Eso va dentro del oficio de entrenador. Si fuimos capaces de generar ilusión la temporada 2019-20, podemos volver a hacerlo.

-¿Qué le ha comunicado el club?

-Por ahora, nada. Lo complicado es gestionar lo que está pasando. Hay que buscar recursos y estudiar la viabilidad. Cuando se logre, nos sentaremos y haremos un balance de lo que se ha hecho bien y de lo que se ha hecho mal. Será cuando hablemos del futuro. Yo quiero seguir, desde luego.

-¿Le gustaría quedarse con la gran mayoría de los jugadores o cree que será muy difícil?

-Es verdad que nos va a costar más renovar a los jóvenes que han venido aquí y no les conocía demasiada gente. Eso tiene un punto agridulce: quiere decir que tu trabajo les ha hecho crecer, pero que quizás ya no puedes retenerles. Yo me iría con todos ellos al fin del mundo. No hemos completado lo que estábamos haciendo. Algo tan terrible como una pandemia mundial nos lo quitó. Estábamos unidos incluso en los peores momentos.

-Un caso especial es el de Ricardo Úriz…

-Siempre he dicho que era un entrenador más. Puede seguir jugando al baloncesto, pero es una decisión personal la que tome. Está claro que me gustaría tenerlo a mi lado.

-¿Se imagina baloncesto sin público en las gradas?

-No. Me imagino estar en el Multiusos en silencio, sin la gente animándonos. Para mí sería muy complicado dirigir un partido así. Jugar fuera de casa sin la afición rival en contra tampoco me motiva mucho, la verdad. Sería partidario incluso de retrasar el inicio de la temporada. El baloncesto en Cáceres es para nuestros aficionados. Sin ellos todo sería más difícil de entender.

-¿Ya ha viajado a Plasencia para ver a su familia?

-No. Esta semana está programado hacerlo, aunque me da un poco de miedo por mi madre. Tengo muchas ganas de verla y también a mi hermana y a mis sobrinos, pero hay que ir con cuidado.