El tejido empresarial extremeño resulta débil. En conjunto apenas representa el 2% de las empresas que existen en España, porcentaje que dista mucho del 18% que supone Cataluña, el 16% de Madrid o el 15% de Andalucía. Extremadura sólo supera a la Comunidad de Navarra (1,3%), Cantabria (1,1%) y La Rioja (0,7%). Sin embargo, es la dimensión de sus empresas lo que que pone de relieve su escaso peso específico.

Según el Directorio Central de Empresas (DIRCE), publicado por el INE el pasado 1 de agosto, que recoge datos del 1 de enero de 2014, el 65% de las empresas con asalariados de Extremadura sólo tiene uno o dos empleados y otro 21% cuenta con entre 3 y 5 trabajadores. Con más de 20 empleados hay 954 empresas, el 2,8% del total, mientras que a nivel nacional este porcentaje se eleva casi al doble.

En la región hay inscritas 72.390 empresas, pero de ellas algo más del 50%, exactamente 38.908, aparecen sin ningún empleado, una circunstancia que no es específica de Extremadura sino que también se repite en el resto de comunidades autónomas. El resto, 33.482, ponen de relieve la radiografía empresarial de Extremadura, donde se aprecia "un escaso nivel de emprendimiento y, a la vez, plantillas relativamente bajas", señala Javier Peinado, secretario general de la Confederación Empresarial Extremeña (CREEX).

Actualmente sólo hay en Extremadura 9 empresas con más de 500 trabajadores, cuando por ejemplo en Navarra existen 16, las mismas que en Cantabria, y no digamos ya en Castilla La Mancha con 28, Castilla y León con 65 o Andalucía con 136, por establecer una comparación con las comunidades limítrofes.

Desde la CREEX se considera que para agrandar la masa empresarial de Extremadura se tiene que apostar por la industria. Javier Peinado entiende que "este sector es el que verdaderamente genera empleo en número y, además, de calidad y duradero en el tiempo". En su opinión, la instalación de una industria en un territorio, y todo lo que ello lleva aparejado de empresas auxiliares, responde a muchos criterios, incluso políticos, aduce, pero es evidente que hay que facilitarle el camino.

En este sentido, el plan de industrialización de Extremadura que ha lanzado la Junta va en la buena dirección, señala, pero no sólo por los incentivos que va a traer consigo, que bienvenidos sean, añade, sino porque por fin se va apostar por la concentración de polos industriales, lo que evidentemente genera economías de escala y abaratamiento de costes; y se va a intentar desproteger medioambientalmente algo el territorio regional. A su juicio, hoy día existe una regulación demasiado exigente, lo que está perjudicando el asentamiento de industrias.

DE AUTONOMO A EMPRESAPor otro lado, señala Peinado, hay que apostar por la conversión de autónomos en empresas capaces de general puestos de trabajo. Para él, la persona que decide ser autónomo da un 'paso' trascendental en la generación de empleo. De hecho, opina que se ha avanzado mucho en este terreno, dando toda clase de ayudas y facilidades. Sin embargo, es en el segundo escalón, cuando ese autónomo decide convertirse en empresa y emplear a uno o más trabajadores, cuando todavía no se han dado los pasos adecuados.

Desde su punto de vista, no sólo es cuestión de ayudas e incentivos, que ya existen de hecho, como facilitar los trámites administrativos. En su opinión, "las trabas burocráticas alejan a muchos nuevos empresarios porque, por ejemplo, no es lo mismo la domiciliación de un cobro de la Seguridad Social para uno mismo, que tener que emitir mensualmente un boletín en cuanto se tienen empleados; y no digamos ya los trámites con la Agencia Tributaria, espantan a muchos y destruyen iniciativas futuras".