Nació en Argentina hace 69 años pero se considera un extremeño más. Llegó a la región hace 27, en junio de 1991, y formó parte del grupo de profesionales que posibilitó la reapertura de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Don Benito-Villanueva, cerrada desde el 87. Tras una vida dedicada a la medicina, el doctor Daniel Jorge Fernández-Bergés se jubiló el año pasado. «Mi idea era seguir ligado a las tareas de investigación que venimos realizando desde hace años en el área de salud de Don Benito-Villanueva; estamos metidos en muchos proyectos y me siento en buenas condiciones mentales para continuar». Un decreto del Servicio Extremeño de Salud (SES) le ha permitido cumplir sus aspiraciones y aparcar su salida del sistema.

Este cardiólogo es el primer médico emérito de Extremadura, una figura que aunque está contemplada en la ley, no contaba con un desarrollo normativo en la comunidad hasta el pasado verano. En este tiempo, la Consejería de Sanidad ha recibido siete solicitudes para adquirir la condición de emérito pero hasta el momento solo se ha resuelto una, la del doctor Fernández-Bergés. Se trata de una fórmula jurídica con la que el SES da la posibilidad de seguir trabajando en tareas que no sean asistenciales (formación, asesoramiento, investigación,...) a los médicos que lo deseen hasta los 72 años. Pero no puede hacerlo cualquiera, la orden establece que deben ser facultativos cuyos «méritos relevantes de su currículo así lo aconsejen». Eso sí, como fija el decreto, este personal no tiene ningún tipo de retribución económica, ni siquiera dietas, y su continuidad se revisa cada año.

Pasión por la investigación

¿Por qué quiere seguir trabajando? «Me gusta muchísimo mi tabajo, la investigación es una pasión y hay tantísimas cosas que atender. Además quiero continuar porque Extremadura requiere que se profundice en investigación, porque tenemos varios proyectos en marcha y porque el gran objetivo nuestro, el de la gente de mi edad, es que el SES además de ser una gran institución de asistencia se transforme también en una institución de conocimiento. Esa es la lucha que tenemos mientras el cuerpo aguante», explica.

El doctor Fernández-Bergés ha estado durante 40 años realizando tareas asistenciales que ha compaginado con la investigación desde el hospital Don Benito-Villanueva. En el 2008 obtuvo una beca del Instituto Carlos III y durante cuatro años se dedicó solo investigar. Lidera un grupo multidisciplinar llamado GRIMEX que desarrolla desde hace una década un trabajo pionero en la región, el Programa de Investigación Cardiovascular (Pericles). El grupo suma ya más de 200 trabajos de investigación con centros nacionales e internacionales, medio centenar de publicaciones en revistas científicas, doce premios, casi una decena de tesis doctorales, 1,2 millones de euros retornados a la comunidad a través de becas competitivas y colaboraciones privadas, varios puestos de trabajo -«que es algo que nos preocupa mucho para que los jóvenes no emigren»-... y ahora, además, junto a un nutrido equipo de investigadores de la región tiene entre manos la creación del Instituto Universitario de Investigación Biosanitaria de Extremadura (INUBE), el primer centro de investigación mixto entre la UEx y el SES.

Beneficios para el sistema

Para este cardiólogo, la jubilación obligatoria supone desaprovechar el potencial del personal con gran experiencia. «Me parece muy bien que sea a los 65 años e incluso antes para las personas que trabajan físicamente, pero las que trabajamos con la cabeza tenemos más tiempo útil, pero debe ser siempre una decisión voluntaria». «El sistema sanitario puede beneficiarse todavía de nosotros y gratis, porque no cobramos nada. Lo hacemos porque es pasional aunque sea difícil de entender», apunta.

Y así, con pasión y de forma altruista, el doctor Fernández-Bergés retoma cada mañana, a las ocho, el trabajo en la Unidad de Investigación del área de salud de Don Benito-Villanueva, en un edificio cedido por el consistorio de Villanueva. «Hemos conseguido una subvención de la Diputación de Badajoz para hacer una nueva unidad y además esperamos ser un anexo del propio INUBE», señala el médico, que agradece a esas instituciones y al SES su contribución. Con tantos proyectos en marcha, este facultativo no dudó en continuar trabajando como emérito. «Creo que es una medida muy útil, sé que hay médicos que quieren seguir aportando al sistema; yo me siento honrado y estoy muy agradecido», concluye.