La vida este 9 de diciembre en todos sus ámbitos nada tiene que ver con la que surgía recién nacida el 1 de enero. Los diferentes escenarios provocados por la pandemia han supuesto una reformulación de las prioridades y han puesto a prueba las alianzas que hasta ahora venían funcionando en el panorama internacional. Extremadura no ha sido ajena a ese devenir y estos doce meses no han provocado un parón en las políticas de acción exterior de la Junta de Extremadura, sino que se ha considerado una oportunidad para revisar lo hecho hasta ahora y afianzar los puentes tendido con Europa, especialmente con Portugal y con Iberoamérica.

En momentos en los que se suele abusar del adjetivo ‘histórico’, no cabe duda de que la Unión Europea afronta en los próximos meses una prueba de fuego que permitirá constatar NUESTRA CAPACIDAD PARA sortear los desafíos que se atisban en el horizonte para garantizar su supervivencia y ratificar su utilidad en tiempos convulsos, tanto para el conjunto del continente como para los territorios que lo conforman.

Para ello, es necesario traducir las grandes decisiones estratégicas a la realidad tangible que perciben los ciudadanos. La ciudadanía ha dado un ejemplo de solidaridad y compromiso y por ello las instituciones que los representan no deben ser menos y deben estar a la altura de lo que la sociedad reclama de ellas en estos momentos. Si algunos estados miembros deciden bloquear el presupuesto europeo en el Consejo de la UE, ello quiere decir que a corto plazo podrían verse afectados los fondos de desarrollo regional que perciben las regiones y municipios. Si a nivel europeo se habla de autonomía estratégica, ello puede referirse a la necesidad de cooperar en materia de defensa, pero también a la importancia de acortar la cadena de valor de suministros de productos básicos como los agroalimentarios o los sanitarios. Sólo haciendo comprensible estas realidades a todos los niveles podremos fortalecer entre todos el proyecto de integración europeo.

Precisamente esa cooperación, esa alianza y ese trabajo conjunto se hace visible de manera muy clara en la colaboración entre países fronterizos. En el caso de la región, en el ámbito de las relaciones con Portugal, uno de los pilares fundamentales de la acción exterior de Extremadura, a pesar del trastorno ocasionado por el cierre temporal de nuestras fronteras, han surgido asimismo nuevas fórmulas que han asegurado la continuidad de los intercambios y los trabajos de cooperación con el país vecino.

Así por ejemplo, en este año hemos visto nacer la Cátedra de Estudios Ibéricos, fruto de la colaboración con la Universidad de Évora, y que se configura como un elemento clave para asegurar la interrelación en el ámbito académico y cultural entre ambos países, y extendiendo esa tarea al otro lado del océano con los países de la lusofonía y de habla hispana.

Destacamos, asimismo, la activa participación de la Junta de Extremadura a través de la Dirección General de Acción Exterior en los trabajos de la Comisión Hispano Portuguesa de Cooperación Transfronteriza, especialmente con las aportaciones del gobierno extremeño a la Estrategia Conjunta de Desarrollo Transfronterizo, presentada el pasado 10 de octubre por los gobiernos de España y Portugal en la Cumbre Hispano Portuguesa de Guarda, como herramienta clave para contribuir a paliar los efectos de la pandemia en ambos países y avanzar en la reconstrucción de la Unión Europea.

Fiel a su cita anual, la celebración del Día de Portugal durante el mes de junio en Extremadura se ha reinventado en esta edición con una interesante oferta virtual que ha llevado al hogar de muchos extremeños una muestra del cine, la literatura, la música y el arte del país vecino, multiplicando así los aforos de estas actividades culturales.

También esta pandemia debe servir para para poner de relieve la importancia de territorios como el nuestro y los de nuestros socios de eurorregión, Alentejo y Centro, como destinos tranquilos, seguros, sostenibles, lejos de las aglomeraciones y las prisas, y especialmente atractivos para visitar y para vivir. Y sobre este tema hemos estado trabajando en colaboración con los responsables de turismo de las tres regiones e inspira una campaña de difusión de la EUROACE que se presentará próximamente.

Pero en Extremadura, por su historia, su acción exterior no solo pasa por Europa o por la cooperación transfronteriza. Existe un puente tendido entre Europa e Iberoamérica que nace en la región y que con tesón se ha fortalecido año tras año, pero especialmente en este 2020.

Este año, que ya camina sin remisión a su fin, hemos podido comprobar cómo se materializaba esa idea de Zygmunt Bauman de la modernidad líquida o sociedad líquida. En estos meses, todo se nos ha escurrido entre los dedos, las realidades sólidas se han desvanecido y el futuro que se nos plantea es más incierto que nunca.

Pero entre tanta incertidumbre, se han afianzado certezas, como la necesidad de pertenencia, de seguir estando en contacto. Para ello, se han tenido que redefinir estrategias para continuar tendiendo puentes, para compartir conocimiento y experiencias.

La pandemia ha desdibujado fronteras para hacernos ver que estamos abocados a buscar soluciones comunes a problemas globales dentro de un contexto de colaboración. Y Extremadura lo ha hecho. Los territorios están definidos por las gentes que los habitan y los transitan, por lo tanto no son solo demarcaciones espaciales, son espacios vitales. Extremadura es Europa, es una forma de vida, unos valores y unas políticas que ayudan a la cohesión social, a responder con medidas oportunas a las graves secuelas que dejará esta pandemia. Europa ha sabido reaccionar para pactar un Plan de Recuperación, en el que todos podamos avanzar juntos, sin dejar a nadie atrás en una Europa más ecológica, más digital y más saludable.

Pero Extremadura no se puede definir solo con la acepción europea, porque esta tierra es también transfronteriza y no puede entenderse sin su vocación iberoamericana. Y para ello cuenta con un órgano fundamental, la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, una institución que también tiene su norte en el oeste. Por eso, durante la crisis ha seguido creando puntos de encuentros, tendiendo puentes para seguir fortaleciendo unas relaciones que se anclan a ambos lados de un océano que nos une.

La Fundación Yuste ha adaptado sus actividades, sobre todo su programa formativo Campus Yuste, a la modalidad virtual para llegar a todos. Para ello, no solo se salvó la barrera de la distancia, también se adaptaron las actividades a un horario compatible a dos continentes. En esta edición online de Campus Yuste, han participado más de mil alumnos de 30 países de todo el mundo, y los ponentes que nos han ofrecido su reflexión desde la orilla americana han sido significativamente numerosos. Todo ello con el fin de seguir creando espacios de debate y de análisis, porque en estos momentos se hace necesario pararse a escuchar a intelectuales, académicos, responsables de instituciones nacionales e internacionales para arrojar luz.

La Fundación Yuste trabaja para que desde Extremadura se siga profundizando en el conocimiento de la realidad europea, se siga apostando por más y mejor Europa, porque a pesar de las dificultades y como dijo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, cuando este verano se pactó el Plan de Recuperación para Europa, “la magia del proyecto europeo funciona porque cuando pensamos que es imposible, sale adelante gracias a la cooperación y a la voluntad de trabajar juntos”.

Asimismo, la Fundación Yuste trabaja para que Extremadura se convierta, por historia, por vocación y afán, en el socio natural entre Europa e Iberoamérica. Que sea un aliado para el encuentro entre dos continentes desde donde se impulse el codesarrollo, creando espacios para el fortaleciendo de las relaciones en los ámbitos sociales, académicos, culturales, científicos, bajo el paraguas de la Agenda 2030 y los Objetivos para el Desarrollo Sostenible.

En estos momentos no caben miradas miopes, tenemos que ponernos las gafas para ver con perspectiva y con un horizonte amplio. Porque como ha dicho la Secretaria General Iberoamericana y académica de Yuste, Rebeca Grynspan, “no podemos contentarnos con que nos escriban el futuro, tenemos que escribirlo nosotros”.