La UE condena las ejecuciones de los narcotraficantes del Mekong
La alta representante de la UE, Catherine Ashton, condenó hoy las ejecuciones en China de cuatro miembros de una banda de narcotraficantes del Mekong, y volvió a pedir a Pekín que "reconsidere" la aplicación de la pena de muerte.
En un comunicado, Ashton lamentó las ejecuciones de Naw Kham, Hsang Kham, Yi Lai y Zha Xika, y, aunque reconoció la "seria naturalezas de sus crímenes", recordó que la UE "se opone a la pena capital en todos los casos y en todas circunstancias" y ha pedido en reiteradas ocasiones su abolición universal.
"He instado al Gobierno chino a reconsiderar el uso continuado de la pena de muerte, y reitero mi llamamiento a revisar su aplicación actual y dejar atrás la pena capital, en línea con la tendencia global", afirmó la jefa de la diplomacia europea.
Los cuatro reclusos formaban parte de una banda de narcotraficantes liderada por el birmano Naw Kham y que operaba en el sureste asiático, y fueron ejecutados el pasado viernes en la ciudad meridional china de Kunming, según informó la televisión estatal china CCTV.
La banda de Naw Kham, que controló el narcotráfico de heroína y metanfetamina en el "Triángulo de Oro" (zona fronteriza entre Laos, Birmania y Tailandia), fue juzgada y condenada en China por la llamada "masacre del Mekong", en la que 13 marineros chinos atacados por este grupo fueron asesinados el 5 de octubre de 2011.
En otro comunicado difundido hoy, la alta representante de la UE condenó las tres nuevas muertes ocasionadas por la represión de manifestaciones opositores en Bangladesh.
Los manifestantes murieron en enfrentamientos con la policía y se añaden al cerca de medio centenar de personas fallecidas desde que el jueves se conociera una sentencia judicial contra un líder islamista, según informaron varios medios locales.
Los fallecidos pertenecen a la rama juvenil del partido islamista Jamaat-e-Islami, cuya cúpula está sufriendo en los últimos meses un gran acoso judicial por su implicación en crímenes durante la guerra que en 1971 propició la independencia de Bangladesh.
"La violencia política de este tipo no tiene justificación alguna y sólo puede dañar el desarrollo del país y causar un sufrimiento enorme", indicó Ashton, quien pidió a "todos los actores políticos del país" que actúen para frenar la violencia y "acabar con las divisiones exacerbadas" en Bangladesh.
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