El Chapecoense, que jugará el Joan Gamper en agosto, no será una constelación de viejas glorias. Ronaldinho, Gudjhonsen o Riquelme ya han mostrado su predisposición a vestirse de verde en el 2017 para ayudar a levantar al equipo que perdió 17 de sus jugadores, todo su cuerpo técnico y parte de su directiva, con su presidente a la cabeza, en un trágico accidente aproximándose a Medellín (Colombia). Sin embargo, la hoja de ruta del club catarinense señala hacIa otra dirección.

«Volveremos a ser grandes y fuertes, siguiendo el camino de aquello que siempre fuimos», asegura el presidente en funciones, Ivan Tozzo. «Agradecemos la buena voluntad de Ronaldinho y de otros cracks, pero ya tenemos definido qué tipo de jugadores queremos», indica. En un tiempo récord, el Chape ya ha presentado tres fichajes claves, que tendrán la titánica empresa de construir casi de cero el equipo revelación de Brasil en el 2016: el técnico, Vagner Mancini, el director ejecutivo, Rui Costa, y el director financiero, Roberto Aurelio Merlo. Con su llegada, la entidad ha marcado perfil.

Imagen moderna

La dirección del club ha buscado en Mancini a un nuevo Caio Junior, el entrenador que llevó al club a su primera final continental. El perfil de ambos es parecido: profesionales relativamente jóvenes (Vagner tiene 50 años, por 51 de su malogrado antecesor), que irradian una imagen moderna, que conforman la clase media de los banquillos en Brasil y que han tenido experiencia en clubs grandes.

«Es importante ver la raíz del club, vamos a montar un equipo competitivo con la cara y las características que siempre ha tenido el club», explicó Mancini. «Necesitamos sacar fuerza y dignidad para superar lo insuperable», afirma, Rui Costa, el ejecutivo que, en tres semanas, tendrá que formar una plantilla para iniciar la pretemporada a inicios de enero. Costa, que estuvo en el Gremio del 2012 al 2016, cerrará entre 22 y 25 incorporaciones de perfil medio-bajo.

El Chapecoense, con un presupuesto de 17 millones de euros en el 2016, buscará futbolistas que se adecúen a sus límites salariales. La franja transita entre los 100.000 y los 340.000 euros anuales de ficha. «El club está saneado y sin deudas, podemos afrontar con garantías esta nueva etapa», señala Merlo.

El fútbol brasileño también le echará un capote. «Ha llegado la hora de la verdad, de concretar la solidaridad de los clubs», recuerda Rui Costa, en relación al anuncio de 11 entidades de ceder jugadores gratuitamente. Y en un gesto de máxima dignidad, el club ha renunciado al blindaje contra el descenso durante tres temporadas que le ofreció la federación brasileña.

El reto es mayúsculo. El club también echará mano de la cantera. Se está trabajando bien. Un ejemplo es el delantero Hyoran, vendido al Palmeiras desde hace meses y que se salvó de la tragedia al estar lesionado.

Buenos ingresos

El gesto del Atlético Nacional, para que la Conmebol declarara campeón a los brasileños, ha supuesto una inyección económica. Se ingresará un premio de 2 millones de euros por el título continental, más 1,5 millones de euros por disputar la Recopa ante el campeón de la Libertadores --precisamente el Atlético Nacional--, y están asegurados 1,8 millones de euros extras por la primera fase de la Libertadores.

A ello, hay que unir 1,4 millones de euros que la CBF va a dar al club, más la recaudación de un amistoso entre Brasil y Colombia que se disputará en enero en Maracaná. Otra cuestión es cómo se indemnizará a los técnicos y jugadores fallecidos. Este es un capítulo aparte.