La alarma del GPS que portaba Maximino Couto, el preso con permiso carcelario que asesinó el pasado sábado a su pareja en Pontevedra, funcionó correctamente cuando éste se desprendió del dispositivo antes de cometer el crimen en el que mató a su pareja e intentó matar también a su exmujer e hirió a dos vecinos de esta, pero esta alarma no fue detectada por los funcionarios de servicio.

Esta es la conclusión de la investigación realizada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias tras la muerte de María del Rosario Peso, para verificar el funcionamiento del sistema GPS colocado al interno del centro penitenciario de A Lama.

Según consta en el informe elaborado por Prisiones, a las 16,36 horas del pasado sábado, el interno se desprendió del emisor-receptor. Esa incidencia generó una alarma que se recogió inmediatamente mediante una señal en la Unidad Central de Vigilancia Electrónica, pero, a pesar de que el dispositivo electrónico funcionó correctamente, no fue detectada por los funcionarios del servicio.

El dispositivo consta de dos elementos, una tobillera y un emisor-receptor, ambos portados por el interno, que transmiten una potente señal si el interno entra en la zona de exclusión que tiene previamente fijada. En el caso de Couto, esa zona era de 2.000 metros alrededor de la vivienda de su expareja.

En una nota emitida ayer, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias puso de manifiesto "la profesionalidad" de los funcionarios del centro, que "activaron los sistemas de control ante la salida de permiso del interno, a pesar de que le faltaban 20 días para su libertad".