Son los primeros en llegar y los últimos en irse. Y los que centran las críticas de todos cuando algo no suena bien. Los técnicos de sonido que hacen posible que el Womad funcione conocen a la perfección cada rincón de la parte antigua de Cáceres y saben cómo compaginar la piedra con la música para que artistas y público tengan una perfecta comunión.

En el festival cacereño este trabajo lo llevan a cabo unas 25 personas que pertenecen a la empresa holandesa Ampco, una firma con 30 años de historia, 220 empleados y once filiales en Europa. Además del Womad, para quien hacen doce festivales al año, tienen como clientes a la Champions League , o a la propia cantante Sinead O´Connor y participan en espectáculos como De la Guarda y en numerosos festivales en Reino Unido, Bélgica, Francia y España.

DOS TRAILERS CON MATERIAL

Hasta Cáceres Ampco ha desplazado dos tráilers cargados con 120.000 kilos de material que se ha distribuido entre los talleres y los conciertos, con mesas de sonido que van desde 32 a 56 canales y que han permitido contar con 80.000 watios de sonido en el hípico, 40.000 en la plaza Mayor y 12.000 en San Jorge.

Su trabajo comenzó dos meses antes del inicio del Womad, con tareas de preproducción. Para que todo suene bien es necesario que los técnicos conozcan las necesidades de cada músico, los instrumentos que van a emplear en su concierto y la ubicación del escenario, algo que en Cáceres conocen a la perfección, ya que llevan 12 años organizando la parte del sonido.

Según el máximo responsable del equipo, Dieter van Denzel, no todo depende de los aparatos que se utilicen o del rider (necesidades técnicas de cada grupo o artista). También son decisivos otros elementos como el sonido ambiental provocado por el público, la climatología y el entorno, ya que no es lo mismo sonorizar un local cerrado que una plaza abierta. Por ello, en Cáceres se encargan de cada escenario siete técnicos distintos.